A puertas cerradas: Los gobiernos van por el control de Internet

Este lunes comenzó la conferencia internacional sobre la regulación de internet en Dubai, en medio de intensas discusiones sobre si los gobiernos deben o no imponer restricciones en el ciberespacio. Representantes de casi 200 países se reúnen con el objetivo de revisar una tratado global de comunicación que no ha sido actualizado desde que nació la red de redes.

La Unión Internacional de Telecomunicaciones, un organismo de la ONU, responsable de la conferencia aseguró que se centrará en temas como la seguridad en la red y la expansión del servicio en países en vías de desarrollo.

Pero algunos miembros de la conferencia temen la imposición de una mayor regulación por parte de los gobiernos, lo que -afirman- prejudicará la comunicación y hará más fácil seguirles la pista a las actividades de los usuarios.

SOPA, PIPA y ACTA no le bastaron a USA y compañía para entender la importancia de una internet libre. Hoy, está programada una reunión en la que el principal tema será la continuidad de internet.
La red es un arma valiosa para la sociedad. Es el único lugar en donde se puede expresar libremente, sin controles, además de ser una base de conociemiento infinita.

Así es como a puertas cerradas (similar a las reuniones de grupos elitistas como el Club Bilderberg), la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU) intentará imponer la censura y la regulación de internet, sin tener que pasar por ningún Congreso nacional. “Algunos gobiernos quieren aprovechar esta reunión en Dubai para aumentar la censura y regular Internet”, afirman desde Google en un micrositio dedicado especialmente para la ocasión.

Si no quieres una internet regulada, el megabuscador, invita a firmar un petitorio, para hacerlo llegar a los líderes políticos en disconformidad de sus pretensiones.

Las intenciones de los gobiernos no pueden ser otras más que las de controlar el flujo de infortmación a través de nuevas políticas sustentadas, como no, en la inseguridad reinante en la web. Sin embargo, está claro que esa “inseguridad” está basada principalmente en dos pilares: por un lado, el registro de la propiedad intelectual de absolutamente cada idea que se le cae a un programador, por recauchutada que esté esta idea, inmediatamente registrada con patentes de confuso lenguaje que genera una constante guerra entre compañías de software dentro y fuera de la red.

Para esa situación, la solución más pragmática es a lavez la más disrruptiva del mercado: ampliar el uso del código abierto, concentrando los esfuerzos que hoy se centran en “producir” software protegido en cosas más fértiles como buenos sistemas operativos (¿quién no se cansa de los “cuelgues” constantes de Windows?).

El segundo de los pilares está relacionado con la guerra que las potencias están librando en la web. Los ataques chinos a organismos estatales de USA tienen su contraparte con la liberación de potentísimos virus por parte de USA e Israel contra Irán. Aunque Rusia se ponga en el rol de “estado observador” de la situación, su participación en el caos reinante cae por la vía informativa, filtrando toda clase de información sensible que se le cruce en el camino.

Así, tanto unos como otros ven como solución a un conflicto creado principalmente por grandes intereses aliados a los gobiernos, delimitar las libertades personales de los usuarios, intentando controlar con más fuerza el tráfico en la web. Y todo lo hacen a puertas cerradas, dado que los intentos de control anterior generaron un fuerte rechazo por parte de los usuarios.

Sin embargo, a pesar de que Google haya mostrado su preocupación al respecto, el gigante de las búsquedas sigue adelante en lo que ha sido denunciado reiteradamente por conspiracionistas, que temen que las elites logren la implantación de un chip subcutáneo en cada ser humano para controlar a la humanidad. Según el plan, para llevar adelante la agenda del chip lo primero que se necesita es que la población lo acepte como necesario. En ese sentido, el dinero digital sería un primer paso necesario para ir volcando toda la información de las personas al mundo virtual (incluyendo la cantidad de dinero que tiene en su poder).

Así, Google está participando activamente de esa campaña. Aunque todavía en pañales, la tecnología para hacer pagos con el celular será cada vez más importante de cara al futuro. En el actual contexto de crecimiento en ventas de teléfonos inteligentes, las compañías que no inviertan hoy en pago móvil quedarán relegadas en el futuro cercano. Al menos eso fue lo que se discutió en la conferencia Money 2020 que se llevó a cabo en Las Vegas. Allí Osama Bedier, vicepresidente de pagos de Google, habló sobre el tema con Knowledge@Wharton.

Para entender la importancia de este evento, valen unas cifras. Hacia finales de este año, en USA solamente, el mercado de pago móvil valdrá US$ 640 millones. Para 2016, sin embargo, crecerá hasta alcanzar US$ 62.240 millones: serán 48,1 millones de usuarios en este país los que podrán realizar transacciones –es decir, pagar por sus bienes y servicios– utilizando sus teléfonos inteligentes. Estos son datos de la consultora eMarketer, que se especializa en marketing digital, y asombran.

Google no se quiere quedar afuera. Hace un año lanzó Google Wallet, un servicio de pago móvil que ahora planea relanzar con mejoras. Bedier explica que Google está tratando de crear “una mejor billetera móvil que pueda funcionar en todos lados”. Según el VP de pagos, “una de las razones del fracaso inicial de Wallet tiene que ver con la frustración de los consumidores”. “Ven muchas aplicaciones por ahí pero ven también que el servicio podría ser genial porque les ahorraría problemas pero están decepcionados; la tecnología no está a la altura de sus expectativas”. Lo mismo sucede con los retailers que “siempre han querido conectarse mejor con sus consumidores, especialmente los más leales” pero se sienten frustrados porque no pueden hacerse de los medios.

En este sentido Bedier piensa que Google Wallet, en su versión 2.0, podría ser la respuesta pero que hoy todavía “es más un concepto que una realidad”. Explica que podría ser un servicio realmente genial para el usuario porque lo ayudaría en tres aspectos: a ahorrar tiempo, a ahorrar dinero y a sentirse apreciados en el proceso de compra.

Para Bedier el pago final es solo una parte del proceso. A lo que apunta Google Wallet es que mejorar la experiencia de usuario en general y ayudar a los comerciantes a que los clientes “vuelvan” y se creen mejores lazos entre ellos. ¿Cómo? Utilizando otros productos, como Google Maps, que tienen la capacidad de recordar a los usuarios qué lugares han visitado y en dónde la han pasado bien. “Estamos llegando al momento en el que el consumidor quiera más control en su relación con los comerciantes. Hoy deciden qué vínculos comerciales son más importantes que otros. La billetera de Google será la manera en la que se relacionen con ellos porque les permitirá averiguar estadísticas de sus gastos y de su satisfacción”, explica.

Otras empresas quieren una porción de este mercado potencialmente millonario pero, según el vicepresidente de pagos, Google está mejor posicionado. “Tenemos una relación con la mayoría de los consumidores porque tienen cuentas con nosotros. Es más, la mitad del tráfico en la web pasa por nuestra compañía y queremos que la experiencia del usuario sea importante y relevante. De alguna manera nuestra misión es conectar dos puntos: al comerciante y al consumidor”.

Las declaraciones del directivo de Google acerca de las intenciones de la compañía de establecer el dinero virtual como forma de intercambio habitual se asemejan bastante a los planes de los banqueros denunciados por los conspiracionistas. El tema sin dudas deberá ser seguido de cerca.


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Pensamiento de hoy

- Elena G. White


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