La Medicina Natural

La Medicina Natural

APROVECHANDO LOS FRUTOS DE LA CREACIÓN DE DIOS

«He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os seraneara comer» (Génesis l:29).

EL Dr. RICHARD FIRSHEIM casi muere, irónicamente, al salir del hospital. Había sido diagnosticado con mononucleosis, síndrome de fatiga crónica y fibromialgia. Una noche tuvo un ataque severo de asma que lo envió al hospi­tal con peligro de muerte. Cuando salió del hospital, llegó a la conclusión de que la medicina convencional no podía hacer más por él, por lo cual comenzó a investigar sobre la «medi­cina alterna» o medicina natural. Su salud se recobró a tal grado que fundó el Centro de Medicina Comprensiva en la ciudad de Nueva York.

En 1992, por orden del Congreso, fue creado el Centro Nacional de Medicina Alterna Complementaria, que conduce estudios serios de suplementos dietéticos y terapias no tradi­cionales. La prestigiosa revista de medicina Journal o f the American Medical Association (AMA) (Revista de la Asociación Médica Americana) encontró que son más las personas que están visitando a naturópatas y/o recurren a la medicina alterna que las que visitan a médicos y utilizan drogas convencionales.

Hace unos 6.000 años, cuando Dios creó al hombre y a la mujer en el Edén, les dio una dieta natural (Génesis 1:29). Sólo después del pecado es que el hombre sintió los sínto­mas de la enfermedad y los estragos del envejecimiento físico. Sin embargo, Dios le había dicho a la primera pareja que «toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer». Aun después del pecado, las plantas seguirían siendo una fuente de medicina natural para su bienestar físico, mental y espiritual. A continuación, veremos algunas de estas maravillas de la creación de Dios en las plantas y árboles.

El AJO.

Tal vez no favorezca mu­cho su aliento, pero no existe otro medicamento natural que pueda hacer más por su corazón que el ajo. Usado por siglos alrededor del mundo para curar desde un dolor de dientes hasta espantar a los vampiros, las nuevas generaciones están tomando el ajo como una medicina milagrosa. En Alemania se usa el ajo en contra de la arterosclerosis —la acumulación de placas en las paredes de las arterias que puede conducir a un ataque cardíaco— y como ayuda en contra del colesterol dañino. Uno de sus componentes activos, allicin, reduce la acumulación de grasa en las arterias. Incluso el polvo de ajo ayuda en esta reducción. La «Universidad de Oxford encontró que en aquellos que consumían de 600 mg. a 900 mg. de ajo, se redujeron los niveles de colesterol y triglicéridos.

El ajo tiene otros beneficios milagrosos implantados por el Creador. La revista médica Prevención y Detención del Cáncer señaló que el ajo reduce el crecimiento de células cancerosas y tumores. La revista Infección y Micro­bios señala que el ajo ataca las bacterias, los hongos y los virus. En Rusia se usa para combatir la artritis. El ajo viene como suplemento dietético y se puede conseguir con suma facilidad en forma de pastillas sin olor.

Equinácea.

Los indios americanos en los Estados Unidos la usaban contra las mordidas de serpientes. Hoy se usa para aliviar los síntomas del catarro y la gripe. Esto se debe a que revitaliza el sistema inmunológico. Sólo en Alemania se prescriben más de tres millones de recetas cada año, mayormente para problemas respiratorios. El Journal of Family Practice (Revista de la Práctica Médica Familiar) reportó que tomar equinácea varias veces al día a la primera señal de catarro, tiende a disminuir los síntomas de éste y hace que dure mucho menos y sea menos severo. Se recomienda que se tome preferiblemente en líquido, ya que así tiene una asimilación más rápida.

Ginseng.

Millones de personas toman café y altas cantidades de azúcar para estar alerta, y ambas sustancias causan estragos nefastos a nuestros cuerpos. Sin embargo, el Journal of Psychosomatic Medicine (Revista de Medicina Psicosomática) encontró que el gin­seng alivia la fatiga y aumenta la vitalidad corporal y mental. Existen tres variedades de ginseng: el americano (Panax quinquefolium), el asiático (Panax ginseng) y el siberiano (Eleu-therococcus). De todos ellos, el asiático es el más usado.

El Ginseng contiene saponinas como ingrediente activo, y ayuda al sistema inmunológico, al estrés y la fatiga. Además ayuda al sistema car­diovascular pues regula la presión arterial y el ritmo cardíaco. Se recomienda tomar un extracto de ginsenósidos(ingrediente activo) y unos 100 mg. de Ginseng.

Vitamina C.

Se la conoce como el arma por excelencia contra el catarro. Pero lo que comúnmente no saben las personas es que probablemente tienen que ingerir tres veces la cantidad recomendada por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) para obtener efectos terapéuticos. Reduce el colesterol dañino, LDL, y disminuye las posibilidades de contraer cáncer, además de promover una piel saludable.

Se ha corroborado que una dosis de vitamina C antes de una operación ayuda a lapronta cicatrización. También ayuda a absorber el hierro, a desarrollar huesos más fuertes, mantiene los dientes y las encías más saludables y combate las infecciones.

¿Por qué es importante ingerir la vitamina C? Porque nuestro cuerpo no la produce, y dependemos de lo que comemos. Se encuentra en las frutas cítricas y vegetales como el brécol (brócoli) y el pepinillo. Ingiera unos 200 mg. de vitamina C y su cuerpo la usará para su beneficio y estabilidad físicas.

La soya (soja).

Se la denomina la súper comida. En el año 2000, la Administración de Drogas y Alimentos dio permiso para que en las etiquetas se pusiese que la dieta a base de soya es baja en grasa y baja en colesterol y reduce los riesgos de enfermedades del corazón al reducir el colesterol. Se recomienda que se consuman unos 25 MG. de proteína de soya (un vaso de 250 mi. de leche soya ofrece diez gramos). Consumir soya disminuye también los riesgos de osteoporosis y síntomas asociados a la menopausia.

Se ha encontrado que la soya puede aminorar los efectos del Mal de Alzheimer, ciertos tipos de cáncer y enfermedades de los riñones. La soya suele empacarse con isoflavones, un tipo de antioxidante que combate el deterioro celular. Además contiene estrógenos de origen vegetal que se pa­recen al estrógeno humano, y ayuda a evitar el cáncer de la próstata ya que regula la cantidad de estrógeno. Se puede conseguir en forma de leche, tofú, polvo y jugos.

El Hipéricon.

 Según el Instituto Nacional de Salud Mental, 19 millones de norteamericanos sufren de depresión cada año. Alrededor del mundo se gastan millones de dólares anualmente en la lucha contra esta terrible enfermedad mental de parte de personas que desean estabilizar su mente y emociones. El hipérico es una de las sustancias naturales que ayudan a tonificar el sistema nervioso.

El hipérico es tan efectivo como algunos fármacos en tratar depresiones moderadas. Según el British Medical Journal (Revista Médica Británica), 350 mg. de hipérico en cápsula tres veces al día, puede aliviar los síntomas depresivos y se experimentan muchísimos menos efectos secundarios que aquellos que toman Trofanil. Parece alterar ciertos neurotransmisores en el cerebro, tales como norepinefrinas, serotonina y dopamina. Aun así, para depresiones severas recomendamos siempre acudir a un médico.

De paso, siempre conviene consultar con un médico antes de someterse a un tratamiento natural, porque algunos productos naturales reaccionan de manera muy perjudicial con otros medi­camentos o sustancias.

Hace casi seis mil años Dios dijo: «He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os seraneara comer» (Génesis l:29).Volver al Edén es lo mejor para nuestra salud física. Dios ha puesto su poder medicinal en cada creación suya, para la sanidad de nuestro cuerpo, alma y espíritu. Usemos, pues, con prudencia lo que Dios nos ha dejado en la naturaleza, para su gloria y para bendición nuestra.

Por Héctor Detrás Collazo.
El autor es psicólogo y vive en la zona este de Puerto Rico.
Tomado de EL CENTINELA

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