El Capítulo que Satanás no Quiere que Leas

En la guerra, la información es vital. Nadie estaría más enojado como el Jefe de los Enemigos, al saber que los grupos aliados poseen información clave para desbaratar sus planes. Sin embargo, aun cuando poseemos esta información tan importante, «misteriosamente» la descuidamos. Lean atentamente este capitulo. Palabra por palabra se está llevando a cabo en nuestras iglesias, profecías que se están cumpliendo frente a nuestros ojos. Y aquí yo no utilizaría esa frase novelesca «cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia», ya que tiene un correlato con lo real, con nuestro medio, con nuestra iglesia que es verdaderamente terrible. 

El Capítulo que Satanás no Quiere que Leas

Tomado del capitulo «Las trampas de Satanás» del libro Testimonios para los Ministros de Elena G. White, paginas 481-484. 

«A medida que el pueblo de Dios se acerca a los peligros de los últimos días, Satanás sostiene fervientes consultas con sus ángeles en cuanto al plan de mayor éxito para derribar su fe. El ve que las iglesias populares están ya arrulladas para dormir gracias a su poder engañador. Mediante una sofistería agradable y milagros engañosos puede continuar teniéndolas bajo su dominio. Por lo tanto dirige a sus ángeles para que coloquen trampas especialmente destinadas a los que esperan la segunda venida. de Cristo y se esfuerzan por guardar todos los mandamientos de Dios.

Dice el gran engañador: «Debemos vigilar a los que están llamando la atención del pueblo al sábado de Jehová; ellos inducirán a muchos a ver las exigencias de la ley de Dios; y la misma luz que revela el verdadero sábado revela también la ministración de Cristo en el santuario celestial, y muestra que la última obra por la salvación del hombre se está realizando ahora. Mantened la mente de la gente en tinieblas hasta que esa obra termine, y aseguraremos el mundo y también la iglesia.

«El sábado es el gran tema que ha de decidir el destino de las almas. Debemos exaltar el día, de descanso de nuestra creación. Hemos logrado que fuera aceptado tanto por los mundanos como por los miembros de la iglesia; ahora la iglesia debe ser inducida a unirse con el mundo para sostenerlo. Debemos trabajar por medio de señales y maravillas para cegar sus ojos a la verdad, e inducirles a dejar a un lado la razón y el temor de Dios y a seguir la costumbre y la tradición.

«Yo influiré a los ministros populares para hacer que la atención de sus oyentes se aparte de los mandamientos de Dios. Lo que las Escrituras declaran que es la perfecta ley de libertad será presentado como un yugo de servidumbre. El pueblo acepta las explicaciones de las Escrituras que hacen sus pastores, y no investiga directamente. Por lo tanto, actuando por medio de los ministros, puedo controlar a la gente a mi voluntad.

«Pero nuestra principal preocupación es silenciar a esta secta de guardadores del sábado. Debemos excitar la indignación popular contra ellos. Alistaremos grandes hombres y hombres mundialmente sabios de nuestro lado, e induciremos a los que están en autoridad a llevar adelante nuestros propósitos. Entonces el descanso que yo he establecido será hecho obligatorio por leyes muy severas e impositivas. Los que las desobedezcan serán apartados de sus ciudades y aldeas, y se les hará sufrir hambre y privación. Una vez que tengamos el poder, mostraremos lo que podemos hacer con aquellos que no desean apartarse de su lealtad a Dios. Indujimos a la iglesia romana a castigar con la prisión, la tortura y la muerte a los que rechazaron rendirse a sus decretos; y ahora que estamos poniendo a las iglesias protestantes y al mundo en armonía con este brazo derecho de nuestra fuerza, finalmente tendremos una ley para exterminar a todos los que no se sometan a la autoridad. Cuando la muerte sea la pena por la violación de nuestro descanso, entonces muchos que ahora están alistados con los observadores de los mandamientos vendrán a nuestro lado.

«Pero antes de proceder a estas medidas extremas» debemos ejercer toda nuestra sabiduría y sutileza para engañar y entrampar a los que honran el verdadero sábado. Podemos separar a muchos de Cristo por la mundanalidad, la concupiscencia y el orgullo. Se pensarán seguros porque creen la verdad, pero la complacencia del apetito o de las bajas pasiones, que confundirá el juicio y destruirá la discriminación, producirá su caída.

«Id, haced que los poseedores de tierras y de dinero se embriaguen con los cuidados de esta vida. Presentad el mundo delante de los hombres en su luz más atractiva, para que depongan su tesoro aquí y fijen sus afectos en las cosas terrenales. Debemos hacer todo lo que podamos para impedir que los que trabajan en la causa de Dios obtengan medios para usar contra nosotros. Mantened el dinero en nuestras filas. Cuanto más medios obtengan ellos, más perjudicarán nuestro reino arrebatándonos nuestros súbditos. Preocupadlos más por el dinero que por la edificación del reino de Cristo y la difusión de las verdades que nosotros odiamos, y no necesitamos temer su influencia; porque sabemos que toda persona egoísta y codiciosa caerá bajo nuestro poder, y finalmente será separada del pueblo de Dios.

«Usando a los que tienen una forma de piedad pero no conocen el poder, podemos ganar a muchos que de otra manera nos harían daño. Los amantes del placer más que amantes de Dios serán nuestros ayudadores más eficaces. Los que pertenecen a esta clase y que son aptos e inteligentes servirán como cebo para atraer a otros a nuestros anzuelos. Muchos no temerán su influencia, porque profesan la misma fe. Así los induciremos a sacar la conclusión de que los requerimientos, de Cristo son menos estrictos de lo que una vez creían, y que conformándose con el mundo podrían ejercer una mayor influencia sobre los mundanos. Así se separarán de Cristo; entonces no tendrán ninguna fuerza para resistir nuestro poder, y antes de mucho estarán listos para ridiculizar su primer celo y devoción.

«Hasta que sea dado el gran golpe decisivo, nuestros esfuerzos contra los observadores de los mandamientos deben ser incansables. Debemos estar presentes en todas sus reuniones. Especialmente en sus grandes asambleas nuestra causa sufrirá mucho, y debemos ejercer gran vigilancia, y emplear todas nuestras artes seductoras para impedir que las almas escuchen la verdad y se impresionen con ella.

«Tendré sobre el terreno, como agentes míos, a hombres con falsas doctrinas mezcladas con suficiente cantidad de verdad como para engañar a las almas. Tendré también incrédulos presentes que expresarán dudas con respecto a los mensajes de amonestación que envía el Señor a su iglesia. Si el pueblo lee y cree estas admoniciones, podemos tener poca esperanza de vencerlo. Pero si podemos distraer su atención de estas advertencias, permanecerán ignorantes con respecto a nuestro poder y astucia, y por fin los aseguraremos en nuestras filas. Dios no permitirá que sus palabras sean despreciadas impunemente. Si podemos mantener a las almas engañadas por un tiempo, la misericordia de Dios será retirada, y él las entregará a nuestro dominio.

«Debemos causar distracción y división. Debemos destruir su ansiedad por sus propias almas, e inducirlos a criticar, a juzgar, y a acusar y condenarse mutuamente, a albergar egoísmo y enemistad. Por estos pecados, Dios nos eliminó de su presencia; y todos los que sigan nuestro ejemplo harán frente a una suerte similar».

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Pensamiento de hoy

- Elena G. White


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