10 preguntas que hay que hacer antes de entrar en un debate teológico

Uno de los mayores errores que la cultura popular ya inventó es que «religión no se discute». Convengamos: debatir sobre la religión es muy legal. Es delicioso, enriquecedor, emocionante. ¡Lógico qué religión se discute! Y, con el surgimiento de Internet y, en especial, de las redes sociales, esa actividad ganó un fuerte impulso: ahora usted puede debatir sobre cuestiones teológicas acostado en su sofá, sin tener que bañarse o peinar el pelo, con muchas personas al mismo tiempo tiempo, sobre los más variados temas de la teología. Se hizo demasiado fácil involucrarse en discusiones doctrinales, participar en ruedas de conversación teológicas, exponer su punto de vista religioso. Por lo tanto, la religión se discute, sí, y más que nunca.

Ante esta realidad, ¿debemos tener criterios para seleccionar de qué debates debemos participar y cómo necesitamos posicionarnos? Más aún: ¿habrá ponderaciones bíblicas que nos ayuden a decidir qué debatir y cómo debatir?

Creo que si. Por eso, me gustaría compartir con usted diez preguntas que tomo en cuenta, sobre la base de la Biblia, que me hacen, la mayoría de las veces, contener mi ímpetu de ingresar en un debate teológico. Espero que le sea útil. Si usted está de acuerdo o en desacuerdo, sus comentarios son muy bienvenidos. Lo que sugiero es que al ser tentado a entrar en alguna discusión acerca de fe, antes de entrar usted siempre se haga estas diez preguntas (lea con extrema atención las citas de la Biblia):

1. ¿Quiero participar en este debate para glorificar a Dios o para mi propia gloria, mostrando cómo soy superior a aquel con quien debato en aspectos como inteligencia, conocimientos y poder de argumentación?

«Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.»(1Co 10: 31-33)

2. ¿Quiero participar en este debate centrado en el reino de Dios o para obtener reconocimiento y recibir elogios de las personas, que quedarán encantadas o impresionadas por mi desempeño?

«Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.» (Mt. 6:33)
«porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.» (Rm 14:17)
«Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.» (1 Cor. 4:20)

3. ¿Quiero participar de ese debate por amor a aquel con quien estoy debatiendo o para derrotarlo, en un ejercicio de ego cuya función es mostrar que yo sé mucho y soy capaz de vencer los argumentos del prójimo? 

«Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.»(1 Juan 4: 20-21)

«Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros.»(Gálatas 5: 13-15). Lea: Mt 19:19, 22:39, Mc 12: 28-31; 13: 9, Tg 2: 8)

4. Si yo participo de ese debate será con la intención de prestar un servicio a aquellos con quienes debato, motivado por amor a ellos?

«Andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, como ofrenda y sacrificio a Dios, en aroma suave.» (Ef 5: 2)

«Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.»(Jn 13:14-15)

5. ¿Participar de ese debate me hará más semejante a Cristo?

«Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.» (Rm 8:29)

«Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.» (2 Corintios 3:18)

«El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.»(1Juan 2: 6)

6. ¿Estoy motivado a participar de ese debate en postura de total humildad, a ejemplo de Jesús, o con arrogancia, vanidad, orgullo y partidismo (pasión por el grupo humano, doctrinal, teológico o denominacional al que pertenezco)? 

«Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.»(Fp 2: 3-8)

7. ¿Entraré en ese debate con mansedumbre o seré arrogante en las discusiones? Si hay esa posibilidad, aún así pretendo ir adelante en vez de renunciar a participar?

«Abominación es a Jehová todo altivo de corazón; Ciertamente no quedará impune.»(Pv 16: 5)

«Estaban de visita en Jerusalén judíos piadosos, procedentes de todas las naciones de la tierra.»(Hc 2: 5)

«Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.»(2 Tim. 2: 24-26)

8. Si yo participo de ese debate, ¿lo haré manifestando virtudes espirituales o las obras de la carne?

«Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.»(Gal 5: 19-26)

9. ¿Mi objetivo al participar en este debate es promover la paz o tirar leña al fuego?

«Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios.» (Mt 5: 9)

«Honra es del hombre dejar la contienda; Mas todo insensato se envolverá en ella.» (Pv 20: 3)

«El que comienza la discordia es como quien suelta las aguas; Deja, pues, la contienda, antes que se enrede. […] El que ama la disputa, ama la transgresión; Y el que abre demasiado la puerta busca su ruina.[…] Los labios del necio traen contienda; Y su boca los azotes llama.»(Pv 17: 14,19; 18: 6)

«Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;» (Fp 2: 14-15)

«¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?»(Santiago 4: 1)

«Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.» (Santiago 3:18)

10. ¿Mi deseo de participar en este debate viene acompañado de igual deseo de practicar las obras de la piedad o es sólo un fin en sí mismo? En otras palabras, ¿sera que pongo en práctica día a día los actos de bondad presupuestos por el evangelio de Cristo? ¿O mi objetivo es sólo hablar, hablar y hablar, quedando satisfecho al final del debate, pero sin poner en práctica la piedad que defiendo en la teoría?

«Si alguno se cree religioso entre vosotros, pero no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo.»(Santiago 1: 26-27)

«Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno alegar que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarlo esa fe? Supongamos que un hermano o una hermana no tiene con qué vestirse y carece del alimento diario, y uno de ustedes le dice: «Que le vaya bien; abríguese y coma hasta saciarse», pero no le da lo necesario para el cuerpo. ¿De qué servirá eso? Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta. Sin embargo, alguien dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras». Pues bien, muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré la fe por mis obras. ¿Tú crees que hay un solo Dios? ¡Magnífico! También los demonios lo creen, y tiemblan. ¡Qué tonto eres! ¿Quieres convencerte de que la fe sin obras es estéril?»(Santiago 2: 14-20)


Mi hermano, mi hermana, sigamos la orientación bíblica: «Examínese, pues, el hombre a sí mismo …» (1 Cor. 11:28). Sea honesto en ese examen. Analice cuáles son las verdaderas motivaciones que le llevan a participar en debates sobre la fe, ya sea con cristianos, sea con incrédulos. Todos los días veo a cristianos comprometerse en debates sobre aspectos de la fe que llevan de la nada a ningun lugar; que sólo promueven riñas, golpes y contiendas entre hermanos; muchas veces motivados por ego, vanidad y partidismo; de forma totalmente disociada de la práctica de la piedad. Esto es en programas de televisión, programas de radio, publicaciones en facebook, podcasts, blogs, vlogs.

Si su motivación para participar en un debate sobre la fe es la gloria de Dios y el reino de los cielos, y el amor por las personas con las que va a debatir y el deseo de servirles; si usted percibe que entrar en ese debate lo hará asemejarse más a Cristo; y si usted está dispuesto a posicionarse en el debate con verdadera humildad y mansedumbre, manifestando las virtudes del fruto del Espíritu Santo, a fin de promover la paz y en consonancia con una vida cotidiana marcada por obras de piedad, genial! ¡Debate cuanto quieras! Doy todo mi apoyo. Es bueno y es cierto.

Sin embargo, si su motivación para comprometerse en un debate sobre la fe es la gloria de sí mismo, con la recepción de elogios, reconocimiento humano y la voluntad egocéntrica de ser visto como alguien superior a la persona con quien está debatiendo; si usted está más motivado a derrotar a aquel con quien está debatiendo que a amarlo y servirle; si usted percibe que su postura al debatir es arrogante, orgullosa y partidaria, manifestando al debatir obras de la carne como ira, disensiones y enemistades, sin preocuparse por estar poniendo leña en la hoguera; y se nota que el placer de debatir es mayor que el placer en vivir en el día a día las obras de la piedad, entonces mi recomendación es que retenga totalmente su participación en esos debates. Recomiendo que se calle, busque cristianos más experimentados y piadosos con quienes aconsejarse (fuera de su séquito de admiradores), repita sus prácticas y busque en la oración y en la lectura de las Escrituras la renovación de su mente, pues usted está muy lejos del ideal bíblico. Y, sólo cuando logre desarrollar un corazón parecido al de Jesús, vuelva a debatir las cosas de la fe. Hasta entonces, es hora de aprender y no de enseñar.

Debatir la religión o la teología no es el problema, ni de lejos. Esto debe hacerse. La cuestión es: ¿qué te motiva? ¿Y cómo lo haces? Recuerde que creer, hasta los demonios creen. Por lo tanto, usted puede usar excelentes argumentos, pero si es con las motivaciones equivocadas y de manera que desagrada a Dios, mejor es callarse. Para su propio bien. Porque Dios no necesita que nadie lo defienda. Pero él necesita que sus hijos tengan el corazón en el lugar correcto y actúen de la manera correcta.

¿El resto? Es vanidad. Vanidad y correr detrás del viento …

Paz a todos ustedes que están en Cristo,

Por Maurício Zágari 

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