¿Es verdad que Ellen White no confiaba en las decisiones de la Asociación General?

Esta pregunta se hizo a la propia Sra. White, así que vamos a ver su propia respuesta .:

«Se me ha indicado muchas veces que ningún hombre debe renunciar a su juicio para ser dominado por el de cualquier otro hombre. Nunca debe considerarse que la mente de un hombre o la de unos pocos hombres se basta en sabiduría y poder para controlar la obra y decir qué planes deben seguirse.» Testimonios, vol. 3, pág. 492 (Publicado primero en 1875).

«No tuve ningún rayo de luz que Él (el Señor) me diera para venir a este País (Australia). He venido en sumisión a la voz de la Asociación General, la cual siempre sustente ser autoridad. -Carta 124, 1896. (Escrito el 9 de agosto, 1896).

«Nunca debe considerarse que la mente de un hombre o la de unos pocos hombres se basta en sabiduría y poder para controlar la obra y decir qué planes deben seguirse. Pero cuando en una sesión de la Asociación General se expresa el juicio de los hermanos congregados de todas partes del campo, la independencia y el juicio particulares no deben sostenerse con terquedad, sino entregarse. Nunca debe un obrero tener por virtud el persistir en una actitud independiente contra la decisión del cuerpo general.»

«A veces, cuando un pequeño grupo de hombres encargados del manejo general de la obra procuró ejecutar en nombre de la Asociación General planes imprudentes y restringir la obra de Dios, he dicho que ya no podía considerar voz de Dios la de la Asociación General representada por estos pocos individuos. Pero esto no es decir que no deben respetarse las decisiones de un congreso de la Asociación General compuesto de una asamblea de personas debidamente nombradas por representantes de todas partes del campo. Dios ordenó que tengan autoridad los representantes de su iglesia de todas partes de la tierra, cuando están reunidos en el congreso de la Asociación General. El error que algunos se hallan en peligro de cometer estriba en dar a la mente y al juicio de un solo hombre o de un pequeño grupo de hombres, la plena medida de autoridad e influencia que Dios ha conferido a su iglesia, en el juicio y la voz de la Asociación General congregada para planear la prosperidad y el progreso de su obra.»

«Cuando este poder con que Dios invistió a la iglesia se concede totalmente a un individuo, y él asume la autoridad de ser juicio para otras mentes, entonces se trastroca el verdadero orden bíblico. Los esfuerzos que haría Satanás para influir sobre la mente de un hombre tal serían muy sutiles y a veces casi abrumadores, porque el enemigo alentaría la esperanza de poder afectar a muchos otros por su intermedio. Demos a la más alta autoridad organizada de la iglesia aquello que nos inclinamos a dar a un individuo o a un grupo reducido de personas.» Testimonios, vol. 9, págs. 2160 y 261. (Primero publicado en 1909).

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Pensamiento de hoy

- Elena G. White


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