«¿Estudiaste la lección?». La típica pregunta cada sábado

Sin duda alguna, estarás familiarizado con la pregunta “¿Estudiaste la lección?” De hecho, esta pregunta se le dirige cada sábado en cada clase de escuela sabática a cada miembro que está presente. Básicamente, la pregunta procura dar reconocimiento a quienes estudiaron dicha lección durante esa semana. Sin embargo, hay algo más involucrado en esa pregunta, pues ello indica si los miembros están prestando atención a lo que es importante – la devoción diaria y, por extensión, a si la iglesia está creciendo espiritualmente. Por esa razón, me gustaría presentar aquí algunos beneficios de la devoción y adoración diarias.

Beneficios de la devoción diaria

El primero entre los muchos beneficios de la devoción diaria es que nos permite el crecimiento en nuestra relación con Dios. En Marcos 3:14, se presenta a Jesús llamando a doce discípulos a fin de que “…estuvieran con él, para enviarlos a predicar”. Muy frecuentemente se pasa por alto la frase “estuvieran con él”, pues hay siempre la tendencia a “hacer”, y a “ir”, al contrario de “ser o estar”. La devoción diaria provee tiempo para Dios y con Dios; y esa es definitivamente una necesidad de la humanidad, ya sea que lo reconozca o no.

Además de esto, el tiempo pasado con Dios nos permite tener sentido de nuestra pecaminosidad y buscar sinceramente el perdón de Dios. Somos pecadores salvados por gracia que luchamos diariamente con defectos y problemas de varios tipos. Cuando leo mi Biblia, sigo el plan de estudio de la lección y oro, me siento inclinado a confesar mis faltas y a procurar el perdón de Dios y su poder habilitador.

Además, con ello, mis días son más fáciles de manejar. No quiero decir con esto que la persona no va a enfrentar desafíos o lo inesperado, lo cual es inevitable; pero el tiempo pasado con Dios provee la disposición y la perspectiva que de otra manera podrían tal vez no experimentarse.

Seguramente hace algo por mi esposa el escuchar mi intercesión en su favor, al llamarla por nombre. De la misma manera, nuestros hijos reciben ánimo a través de nuestras oraciones y, más tarde, si no ahora mismo, tendrán razones para recordar y volver a vivir en su memoria aquellos momentos de devoción matinales y vespertinos. Además, está también la oportunidad de crecer en conocimiento. Como ministro con más de 36 años de experiencia, no dejo de asombrarme por lo que aprendo simplemente al estudiar las lecciones de la Escuela Sabática. Cuánta bendición ha sido estudiar acerca de los eventos del tiempo del fin durante este trimestre, lo cual nos está proveyendo la oportunidad de volver a enfocar nuestra atención en el santuario, el ministerio sumo sacerdotal de Cristo, el cambio del día de reposo, el papel representado por los Estados Unidos y el sello de Dios, etc.

Cuando no estudiamos

Por otra parte, cuando fallamos en disponer tiempo para Dios y su palabra, perdemos las oportunidades para crecer espiritualmente, y el resultado es que nuestros días parecieran estar fuera de control. Tal vez esto explica la razón por la que estamos tan ocupados, pero no podemos ver claramente que hayamos logrado algo. O tal vez hayamos logrado esto o lo otro, pero todavía nos sentimos tan vacíos y tan insatisfechos y no realizados. ¿Somos personas felices, o gruñonas e irritables? ¿No debería fluir de nosotros el amor de Cristo? Si encontramos siempre faltas en las demás personas, menos en nosotros mismos, entonces tal vez no estemos pasando tiempo suficiente con Dios, leyendo su palabra y orando. No puedo hablar por ustedes, pero ya he estado ahí; es solamente cuando me retiro o me alejo de todo y de todos, que vuelvo a recuperar el enfoque, la certeza y la confianza. Consideremos la siguiente descripción referente a Cristo: “El Señor Jesús mismo, cuando habitó entre los hombres, oraba frecuentemente. Nuestro Salvador se identificó con nuestras necesidades y flaquezas al convertirse en un suplicante que imploraba de su Padre nueva provisión de fuerza, para avanzar vigorizado para el deber y la prueba. Él es nuestro ejemplo en todas las cosas” (El camino a Cristo. p. 93). Toma en cuenta que, “…si el Salvador de los hombres, el Hijo de Dios, sintió la necesidad de orar, ¡cuánto más nosotros, débiles mortales, manchados por el pecado, no debemos sentir la necesidad de orar con fervor y constancia!” (Ibíd).

Así que, al resumir éste mi mensaje semanal, debo añadir todavía a la pregunta original, que era: “¿Estudiaste?”, el hecho de que es necesario para la salvación de mi alma y de tu alma. La iglesia ha preparado para cada día, una porción de las Escrituras para que tú y yo la leamos y estudiemos a fin de poder crecer en gracia y conocimiento de Dios; y para que un día, ojalá sea muy pronto, Jesús venga a llevarnos para estar con él. Y estaremos entonces para siempre en la misma presencia de Dios. Por lo tanto, te insto a que dediquemos tiempo para la lectura de “Creed en sus Profetas” y la lección de la Escuela Sabática. El estudio de la lección puede hacer de ti un estudiante conocedor y espiritual de la Palabra de Dios. Con razón exclamó Job en su momento: “…sino que guardé las palabras de su boca más que mi comida” (Job 23:12). ¡Adorar es vivir y vivir es pasar la eternidad con Dios!

Pastor Leonard Johnson, Secretario Ministerial Asociado (Pagina Unión Interoceanica)

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