¿Quién cambió la santa y eterna ley de Dios?

Cuando a los 12 años de edad fui enfrentado por Volnei, mi hermano, a leer los diez mandamientos en la Sagrada Biblia, un desencanto por la Iglesia Católica nació en mi corazón. Había hecho la Primera Comunión poco tiempo antes y aprendido los diez mandamientos por el Catecismo. Y ahora, estaba conociendo los verdaderos diez mandamientos.

 

Al contemplar y comparar los dos conjuntos de diez mandamientos, pude percibir omisiones, adulteraciones y manipulaciones en la santa ley de Dios. Por el Catecismo yo había aprendido una «versión Frankenstein» de los Diez Mandamientos. Ellos estaban total y tristemente mutilados.

De forma fantástica ya había una profecía anunciada que habría, de hecho, un intento de cambio en la santa ley de Dios. Está en Daniel 7:25, que menciona un poder contrario al Reino de Dios. Lo más increíble es que ese cambio en la ley sería hecho por un sistema religioso dominante. Cuando descubrí esto, decidí quedarme con la Sagrada Biblia.

Sé que algunos pueden dudar y cuestionar, y es hasta bueno desarrollar un sentido crítico que exija evidencias más comprobantes para lo que afirmamos. Afortunadamente, existe una amplia variedad de libros católicos que comprueban la autoría del cambio en la santa ley de Dios. De los diversos libros católicos a los que podemos recurrir, quiero presentar uno de fácil adquisición, incluso en los días actuales: el Catecismo Romano de Frei Leopoldo Pires Martins, publicado por la Editora Voces en 1951 (versión fiel de la edición auténtica de 1566). En la página 440, está escrito: «Elección del domingo: La iglesia de Dios, sin embargo, pensó conveniente trasladar para el domingo la solemne celebración del sábado.»

¡Imagínese llegar al ápice de presunción religiosa a punto de intentar cambiar los diez mandamientos, por conveniencia! Una especie de religión de conveniencia.

Me gustaría mucho que tuviera ese Catecismo Romano en sus manos, para que usted mismo pueda comprobar con los propios ojos lo que estoy diciendo. Leer este texto directamente en la fuente y poder mostrar a los demás en el documento primario es fundamental para dar credibilidad a lo que estás hablando.

Ante lo que has leído hasta aquí, me gustaría recordar Apocalipsis 12:17 que presenta dos posiciones. Sólo dos. Nada más que dos posiciones. De un lado un dragón airado contra quien guarda los mandamientos de Dios. Por otro lado los fieles observadores de los diez mandamientos. La pregunta que vale una vida eterna es: ¿De qué lado estás? Del lado del dragón, airado contra quien guarda los mandamientos de Dios, o del lado de los fieles? ¿En qué lado estás? ¿En qué lado deberías estar?

Escrito por Vanderlei Ricken, bibliotecario del Instituto Adventista Cruzeiro do Sul

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