Las 95 Tesis para los Adventistas del Séptimo Día

Las 95 tesis para la Iglesia Adventista del Séptimo Día fueron escritas por el hermano Johannes Kolletzki que ha sido traductor al alemán de Ted N.C. Wilson, presidente de la Asociación General.

Antes de comenzar a leer:

Estas tesis contienen mensajes serios, muy sorprendentes y muy alentadores, reconfortantes e inspiradores. Intentan describir lo que Cristo, en mi convicción, quiere que nos traiga, el reavivamiento final deseado. Tan maravilloso como es este punto de vista, tan seguro es que solo se puede lograr contra una fuerte resistencia. No se sorprenda si surgen tormentas internas mientras lee.

Quizás el enemigo intente aprovecharse de su conciencia pintando declaraciones serias en los colores más duros para asustarlo. Es posible que ya percibas como pecado, lo que en realidad es solo una tentación, y por lo tanto, vives con la pesada carga de pensar que en realidad estás constantemente pecando, y los vencedores pueden ser otros, pero no tú. O tienes la idea que la perfección es un estado de perfección absoluta, y si solo escuchas la palabra, toda la larga lista de tus debilidades y defectos de carácter se despliega ante ti, y te sientes lejos de Jesús y del Cielo. También puede ser que estés tentado a invocar simplemente la maravillosa gracia de Dios y descartar el reclamo de un carácter perfecto como el camino equivocado.

Donde quiera que estés: quiero animarte. ¡Aparta tus ojos de ti y dirígelo hacia tu Salvador! La perfección que Jesús nos ofrece es tanto un mandamiento como una promesa. Tal vez necesites más la promesa, tal vez necesites más el mandamiento: Dios lo sabe. Pero mientras lees estas tesis bajo oración, no tengo dudas de que el Espíritu Santo te guiará a las verdades correctas.

¡Te deseo Su Espíritu y sinceras bendiciones mientras estudias!

Johannes Kolletzki, Nuremberg, en junio de 2019

Introducción: 

Por amor a la verdad y con la intención de desechar todo lo que podría impedir al Espíritu Santo de traer reavivamiento y reforma entre el pueblo de Dios y para que la proclamación mundial del mensaje de los tres ángeles pueda ser concluida y Cristo pueda regresar pronto, deseo que las siguientes frases sean reflexionadas, escudriñadas bíblicamente y tomadas en serio por cada Adventista del Séptimo Día.

1. Cuando nuestro Señor y Salvador dijo a la Iglesia Adventista del Séptimo Día: “sé, pues, celoso, y arrepiéntete” (Apocalipsis 3:19), quiso que ese arrepentimiento abarque toda la vida del creyente.

2. Ya que el arrepentimiento no ha sido completo hasta el momento, el retorno de Jesucristo ha sido retrasado.

3. Cristo no puede retornar, mientras que su obra de salvación en el cielo y en la tierra no haya concluido.

4. Es el derramamiento del Espíritu Santo en la lluvia tardía, que lleva la obra en la tierra a su madurez.

5. La lluvia tardía recién caerá, cuando los miembros de iglesia oren por su derramamiento con un corazón contrito.

6. Una posición interna de arrepentimiento sólo surge mediante el reconocimiento de pecado.

7. Reconocimiento de pecado es el resultado natural del verdadero conocimiento de Dios. Es el entendimiento de la benignidad de Dios, que permite que el arrepentimiento surja en el corazón (Romanos 2:4).

8. Al mismo tiempo el hombre recién puede percibir la magnitud de la bondad de Dios cuando percibe la magnitud de su culpa, la cual Dios está dispuesto a perdonar.

9. Un arrepentimiento insuficiente entre adventistas es una señal de falta de conocimiento propio y de conocimiento de Dios, lo que Jesús diagnostica como “ceguera”.

10. La comprensión insuficiente del propio estado de perdición conduce a una comprensión insuficiente de la obra de salvación de Jesús. Y una falta de fe en esa obra es diagnosticada por Jesús como «pobreza».

11. La fe insuficiente impide la experiencia de la justificación por la fe completa, lo que Jesús diagnostica como “desnudez”

12. Los remedios divinos «colirio para los ojos, oro y vestiduras blancas» se evalúan mal en alcance y profundidad, porque los sufrimientos espirituales que éstos deben sanar, se estiman mal en alcance y profundidad.

13. Una comprensión superficial de la enfermedad conduce a un tratamiento superficial sin efecto salvador.

14. Una iglesia que sin saberlo es superficial, es una iglesia que sin saberlo es tibia.

15. Una iglesia que no se conoce a sí misma, prueba que no conoce a Dios.

16. La falta de conocimiento de Dios finalmente conduce a la muerte: «Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.» (Oseas 4:6). El mensaje de Laodicea es por lo tanto una cuestión de vida o muerte.

17. El hecho de que Cristo no haya regresado todavía en 2017 [* aniversario de los 500 años de la Reforma Protestante] demuestra su extraordinario amor y paciencia por la iglesia, porque no quiere “que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.» (2 Pedro 3:9).
*añadido por el traductor.

18. El proceso de curación, a menudo llamado `reavivamiento y reforma´, comienza con la realización de la verdad, a través del «colirio»

19. El colirio para los ojos son las Sagradas Escrituras y, específicamente para la última iglesia de Dios, el don de profecía manifestado en la obra de Elena Gould White.

20. Dios consideró que estos escritos proféticos especiales eran necesarios, porque su pueblo estudiaba demasiado poco la Biblia o llegaba a interpretaciones erróneas.

21. Los escritos de Elena de White describen exactamente el mismo plan de salvación que la Biblia, pero con más detalle y más fácil comprensión para nuestro tiempo.

22. El estado generalmente tibio de la Iglesia Adventista prueba, que ella en general no lee o no comprende o no cree los escritos de Elena de White.

23. La primera comprensión básica sobre el camino a la salvación es la de la propia perdición. Se manifiesta en la imposibilidad total para el hombre natural de guardar la santa ley de Dios (Romanos 8:7).

24. Martín Lutero llegó por medio de su propia experiencia a una comprensión profunda de esta verdad, pero no puso el mismo énfasis en la siguiente verdad, igualmente importante:

25„Todo es posible” para los fieles creyentes que viven en comunión viva con Cristo (Marcos 9:23).

26. El desequilibrio entre estas dos verdades condujo a un desequilibrio en la comprensión de Lutero de la justificación y la santificación. Sin embargo él era definitivamente más equilibrado que muchos de aquellos que más tarde se refirieron a él.

27. Fue así como, en el cristianismo evangélico, surgió una comprensión unilateral de la salvación que entendió la justificación como la redención en sí misma, en lugar de entenderla como parte de la salvación.

28. La comprensión evangélica experimentó una corrección y expansión divinamente dirigida por los movimientos posteriores a la Reforma, como los metodistas y los pietistas, que pusieron más énfasis en la santificación.

29. Dios completó nuestra comprensión del plan de salvación cuando reveló al movimiento adventista en 1844 la enseñanza del santuario celestial.

30. Los tres compartimentos del santuario, el atrio, el lugar santo y el lugar santísimo, representan las tres fases del plan de salvación.

31. El atrio representa el sacrificio de Jesús en la cruz. Aquí el creyente experimenta perdón y renacimiento. Los cristianos evangélicos comparten este punto plenamente con los adventistas.

32. El lugar santo representa la comunión diaria con Jesús. Aquí el creyente experimenta cambio y crecimiento. Los cristianos evangélicos comparten este punto solo parcialmente con los adventistas.

33. El lugar santísimo representa la perfección y el juicio. Aquí el creyente experimenta plena madurez y sellamiento. Este punto es ajeno a los cristianos evangélicos.

34. Aunque la Iglesia Adventista enseña oficialmente el ministerio tripartito de Jesús como sacrificio y sumo sacerdote, aún hasta el día de hoy no ha reconocido y aceptado el significado práctico de este ministerio en la profundidad necesaria.

35. Las razones principales para esto son el amor al pecado y el orgullo. El amor al pecado conduce al abuso de la gracia y el orgullo a las obras de la ley.

36. Común para ambos es la falta de amor a Dios, que se manifiesta en la falta de voluntad de permitir que “Cristo viva en mí» (Gálatas 2:20).

37. Nuestro amor a Dios es un indicador de la conciencia de nuestra culpa, porque «a quien se le perdona poco, poco ama.» (Lucas 7:47).

38. El plan de salvación consiste en que Dios nos otorga pleno reconocimiento del pecado, para luego, cuando lo pedimos, perdonarnos completamente y despertar de esta manera en nosotros el amor indiviso por Dios que conduce al deseo de imitar completamente los atributos divinos. Entonces el Espíritu Santo coloca obediencia completa en nuestros corazones, de la cual se desarrolla finalmente un carácter perfecto, que nos habilita a la comunión plena con Dios en la eternidad.

39. En todos estos pasos, Cristo es «autor y consumador» (Hebreos 12:2), por lo cual la gloria humano está «excluida» del plan de salvación (Romanos 3:27), sin embargo, es nuestra tarea vivir de acuerdo con las buenas obras que Dios «preparó en Cristo» (Efesios 2:10), por lo que nuestra salvación no sucede sin nuestra propia colaboración (Filipenses 2:12), que, sin embargo, no tiene mérito ante Dios (Lucas 17:10) y no debe confundirse con justificación por obras.

40. «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto» (Mateo 5:48). Este mandamiento es una promesa. El plan de salvación tiene como meta nuestra completa liberación del poder de Satanás.

41. La tendencia de justificar sus pecados y defectos de carácter conduce a más pecados y defectos de carácter.

42. Se llama «justicia por la fe», no «injusticia a pesar de la fe».

43. Recién cuando comprendamos que no hay excusa para el pecado, realmente nos lamentaremos por el mismo. Recién entonces dejaremos que Cristo entre completamente en el templo de nuestra alma para que pueda limpiarlo «de toda maldad» (1 Juan 1:9).

44. La proclamación en la Conferencia General de 1888 fue un avance de Dios para guiar a la iglesia al pleno reconocimiento del plan de salvación, allanando de esta manera el camino para la lluvia tardía y la Segunda Venida.

45. El hecho de que unos 130 años después aún oramos por reavivamiento y reforma, prueba sin duda, que este avance no tuvo éxito.

46. La misma circunstancia refuta a la vez la afirmación de que el mensaje de 1888, después de la resistencia inicial, fue aceptado por la gran mayoría de los hermanos, y ahora se enseña de manera general en la iglesia adventista.

47. Esta afirmación es más bien sintomática del hecho, de que la iglesia ha llegado a estar bajo la influencia de las iglesias de Babilonia y reinterpreta el mensaje de 1888 en retrospectiva a través del lente evangélico de la enseñanza de la justificación.

48. Otros signos de esta influencia son un cambio en el énfasis del proceso de salvación, alejándose del santuario y moviéndose hacia Gólgota; el cambio en la comprensión de la naturaleza humana de Jesús de caída a no caída; así como el renombramiento del juicio investigador en juicio previo al advenimiento.

49. La comprensión adventista de la obra redentora de Jesús, tal como se proclamó también en 1888, se basa en los conocimientos de la Reforma, pero va más allá de eso.

50. Durante la época de la Reforma, el sacrificio sustituto de Jesús en el atrio era la gran verdad presente, hoy es el ministerio sacerdotal de Jesús en el lugar santo y especialmente el juicio investigador desde 1844 en el lugar santísimo. Pero las tres fases forman una unidad armoniosa.

51. Durante la época de la Reforma, la gracia y el perdón fueron el gran descubrimiento, hoy es la santificación y la perfección de la iglesia desde 1844. Pero todo esto es parte de un gran todo.

52. La voluntad de Dios es que el creyente experimente la conversión completa y de ella la santificación completa y de ella la victoria completa sobre el pecado.

53. La integridad de una fase es el requisito previo para la integridad de la siguiente.

54. El problema básico de Laodicea es la conversión incompleta, la que resulta en una santificación incompleta y una victoria incompleta sobre el pecado.

55. Muchos adventistas reconocen su falta de victoria sobre el pecado, pero no su conversión incompleta (tibieza). Por lo tanto, `curan´ el problema a nivel teológico, explicando que Jesús es el sustituto en lugar del modelo a seguir; que el «hombre miserable» de Romanos 7 es el cristiano estándar; y que el juicio son las `buenas nuevas´ porque de todos modos solo puede conducir a una absolución.

56. El punto de partida de esta teología no es la palabra de Dios, sino la propia experiencia. Esto contradice al firme fundamento de la Reforma, `Sola scriptura´, y crea un enlace hacia la religión sensorial del Movimiento Carismático y hacia la Iglesia Católica.

57. Solo la fe en la directa Palabra de Dios, incluso contra toda experiencia, le da al hombre la entrada al reino de los cielos. Esta fue la fe de Abraham, Jesús y Lutero, y ésta también será la fe del remanente «que guarda los mandamientos de Dios.» (Apocalipsis 12:17).

58. Todas las obras de Dios son perfectas. Como la justificación y la santificación son obra de Dios, también son necesariamente perfectas.

59. En el juicio investigador, el creyente es «santo, sin mancha e irreprensible» (Colosenses 1:22) porque la sangre de Cristo ha cubierto completamente sus pecados pasados ​​y ha limpiado completamente su carácter actual, de modo que permanecerá sin pecado por la eternidad.

60. La enseñanza de la perfección del carácter no es extrema, sino la continuación consecuente de la justicia por la fe de la Reforma y nuestra única esperanza para la vida eterna. Ella «da la gloria a Dios» (Apocalipsis 14:7) como Recreador y poderoso Redentor. Es el único camino bíblico y lógico hacia la eliminación definitiva del pecado, y la promesa más maravillosa que Dios ha hecho a los humanos.

61. Innumerables adventistas no pueden creer que Dios desea perfeccionar su carácter durante el lapso de su vida, pero no dudan que lo hará en un cerrar y abrir de ojos en el momento del sellamiento o del regreso de Jesús, a pesar de que las Escrituras no enseñan esto en ningún lugar.

62. Innumerables adventistas tienen miedo del juicio y, por lo tanto, creen fácilmente la aseveración que el juicio investigador no pone a prueba sus obras, sino solamente las de su sustituto Jesucristo, a pesar de que las Escrituras claramente lo contradicen.

63. Innumerables adventistas están tan angustiados por su debilidad espiritual que ansiosamente se aferran a una `certeza de salvación´, que en el juicio se basa únicamente en una santidad atribuida, aunque el mismo sentido común ya dice que esto no puede ser todo, si un día deseo estar de pie en la presencia de un Dios santo.

64. En lugar de temer el juicio, los adventistas deberían temer la incredulidad, porque «a causa de la incredulidad», el antiguo Israel no podía entrar en la Tierra Prometida (Hebreos 3:19).

65. En lugar de desanimarse por su propia incapacidad, los adventistas deberían mirar a su padre Abraham, quien, desafiando su avanzada edad y la de Sara, «dio gloria a Dios», «estando plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido.” (Romanos 4:20, 21).

66. En lugar de predicar una justificación `clínicamente pura´ y separada de todas las obras humanas, los adventistas deben tomar conciencia de que «el reino de Dios no consiste en palabras, sino en el poder.» (1 Corintios 4:20).

67
. La Palabra de Dios no es solo verdad, sino crea verdad. La misma palabra divina que declara al hombre justo, también lo hace justo.

68. El perdón total a través de Cristo es también la promesa de la santificación completa a través de Cristo. Si creemos lo primero, aunque no lo podamos ver ni sentir, podemos creer en la misma medida también lo segundo, aunque no lo podamos ver ni sentir.

69. Un servicio de mediador que ofrece perdón una y otra vez, pero no una santificación completa, prolongaría el pecado en lugar de quitarlo, y convertiría a Cristo en un «ministro del pecado» (Gálatas 2:17). ¡»El obedecer es mejor que los sacrificios»! (1 Samuel 15:22).

70. Si la Palabra de Dios es «un martillo que quebranta la piedra» (Jeremías 23:29) – la roca es Cristo, que por nuestra culpa fue quebrantado –, entonces puede también quebrar nuestros corazones duros y hacernos nuevas criaturas.

71. La promesa de un nuevo corazón lleno de amor, es la esencia del Nuevo Pacto. Quien niega que el servicio de mediación de Jesús del Nuevo Testamento hace al creyente “perfecto para siempre» (Hebreos 10:14), vive todavía en el Antiguo Pacto.

72. Justamente porque el Nuevo Pacto trae perfección, el ministerio de Jesús en el santuario celestial algún día puede cesar (Hebreos 10:1).

73. Se impidió la entrada de Israel a Canaán, porque el pueblo se unió a quienes predicaban incredulidad, pero deseaba apedrear a quienes alentaron la fe en el poder ilimitado de Dios.

74. El ingreso de la Iglesia Adventista en la Canaán celestial se impide hasta el día de hoy, porque las iglesias escuchen más a los muchos que predican incansablemente contra la perfección del carácter, y pelean contra los pocos que señalan el poder redentor de Dios, considerándolos extremistas.

75. Quien dice que la enseñanza de la perfección de carácter quita la certeza de la salvación, predica una certeza de la salvación concebida humanamente.

76. La pregunta frecuente, «¿tienes la certeza de la salvación?» revela una falta de comprensión del evangelio.

77. La pregunta crucial es: «¿Amas a Jesús?», refiriéndonos al amor del cual Jesús dice: «Si me amáis, guardad mis mandamientos» (Juan 14:15).

78. Laodicea no necesita la certeza de la salvación humana, sino la certeza de la salvación divina – un despertar del peligroso estado de una falsa justificación, que hace ciegos a la verdad.

79. La Biblia no habla de `la certeza de de salvación´, sino de esperanza, «porque en esperanza fuimos salvos.» (Romanos 8:24).

80. Nuestra esperanza de vida eterna no consiste en hechos externos como la `justicia imputada´ o un registro en el libro de la vida, sino en el Hijo de Dios: «El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.» (1 Juan 5:12).

81. La esperanza no mira lo visible, sino que cree en lo invisible, porque Dios lo ha prometido.

82. La esperanza tiene paz con Dios porque descansa en sus promesas, y al mismo tiempo tiene un impulso sagrado, de abrazar estas promesas.

83. Nuestra salvación recién es `cierta´ de manera objetiva, al final de nuestras vidas o en la Segunda Venida de Cristo.

84. Mientras vivamos, nuestra tarea es «hacer firme nuestra vocación y elección» a través de «Su divino poder» y las «preciosas y grandísimas promesas.» (2 Pedro 1:3, 4, 10).

85«No se alabe tanto el que se ciñe las armas, como el que las desciñe.» (1 Reyes 20:11).

86. El que ama su vida odia la muerte; el que ama a Jesús odia sus pecados, porque llevaron al Salvador a la cruz y lo lastiman cada vez de nuevo.

87. El amor a Jesús siempre produce un profundo deseo de liberarse por completo del pecado y de vivir una vida de constante obediencia, en armonía con Él.

88. El fruto de la verdadera justificación es un creciente acuerdo con los mandamientos de Dios, mientras que el fruto de la falsa justificación resulta en una creciente permisividad hacia los mandamientos de Dios.

89. El manejo cada vez más permisivo de los estándares adventistas desde hace muchos años – en relación a la alimentación, el café, la ropa, la música, la televisión, las actividades sabáticas, la declaración bautismal, el matrimonio salvaje, la disciplina eclesiástica, la homosexualidad y mucho más – revela la levadura de una falsa doctrina de la justificación.

90«La paga del pecado es muerte» (Romanos 6:23). La verdadera justificación trata el problema de raíz y libera del pecado. La falsa justificación se contenta con ser liberado de la muerte.

91. Por lo tanto, el Israel de hoy está en el mismo camino que el Israel antiguo, deseando que un Mesías los libere de los romanos, sin comprender que fueron sus pecados los que llevaron a los gobernantes extranjeros al país en primer lugar.

92. Tal como el antiguo Israel leía las Sagradas Escrituras selectivamente y no distinguía entre la primera y la segunda venida del Mesías, así muchos adventistas leen la Biblia selectivamente y no distinguen entre la «justificación de los impíos» (Romanos 4:5) y la «justificación de los obedientes» (Romanos 2:13); entre la santificación a través de la «separación» (Lev. 20:26) y la santificación hacia la «irreprochabilidad” (1 Tes. 5:23); entre el sellamiento como reclamo de posesión (Efesios 1:13) y el sellamiento como confirmación que el hombre ha “emblanquecido” su carácter «en la sangre del Cordero» (Apocalipsis 7:3, 14).

93. Si deseamos invitar a otros a «temer a Dios», «darle gloria» y «adorarlo» como Creador (Apocalipsis 14:7), entonces nuestro propio temor a Dios debe manifestarse en obediencia. Entonces debemos darle gloria en todos los ámbitos de nuestra vida y demostrar nuestra creencia en una creación perfecta del mundo en seis días, en que no tenemos dudas acerca de una recreación completa del hombre en el transcurso de su vida.

94. Si queremos proclamar la «caída de Babilonia» y llamar a otros a salir de este sistema de rebelión y adoración de ídolos (Apocalipsis 14:8; 18:4), primero debe terminarse nuestra propia rebelión contra Dios, que se manifiesta en incredulidad y desobediencia respecto a Su camino de salvación.

95. Si queremos persuadir a otros de que un pequeño detalle en la ley, como `sábado o domingo´, evoca la ira justa de Dios (Apocalipsis 14:9-11), debemos haber aprendido a guardar los mandamientos de Dios en detalle, porque de lo contrario estaremos bajo el mismo juicio.

Postdata: El momento y el número de tesis tienen un solo el propósito de ilustrar simbólicamente lo que Dios desea tanto hoy como hace 500 años: un tremendo movimiento de Reforma para terminar Su obra bajo el poder de la lluvia tardía.

Este documento fue traducido del alemán al español por Enrique Rosenthal

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- Elena G. White


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