El misterio que Dios ha escondido desde las edades eternas

«A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor,» Efesios 3:8-11

¿Cuál es este misterio del cual Pablo escribe a los efesios y a los colosenses, diciendo que se le dio a él para cumplir la palabra de Dios, el misterio «que ha estado oculto de siglos y de generaciones?» Una traducción dice, «había mantenido secreto desde la eternidad».

Muchos se han esforzado por definir el misterio que aquí menciona Pablo. Pero abarca mucho, y nuestras ideas con respecto al amor, la bondad y la compasión de Dios son extrañamente limitadas. Debido a que nuestro conocimiento de las cosas espirituales se ha vuelto tan enano y debilitado, no hemos avanzado de la luz a una luz mayor. El Señor no ha podido abrir a nuestro entendimiento muchas cosas preciosas. En vista de las pérdidas que hemos sufrido por nuestra terrenalidad y ordinariez, tenemos mucho para hacernos humildes.

Dios ya sabía lo que pasaría con nosotros

Dios tenía un conocimiento de los eventos futuros aún antes de la creación del mundo. No adaptó sus propósitos a las circunstancias sino permitió que éstas se desarrollaran. No produjo ciertas condiciones, pero sabía que éstas existirían.

El plan que se llevaría a cabo en caso de que alguna de las inteligencias celestiales desertara, era el misterio “que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos”. Romanos 16:25. En los concilios celestiales se preparó un ofrecimiento que habría de cumplir lo que finalmente Dios ha hecho por la humanidad caída.

Pablo fue llevado al tercer cielo, y allí vio y oyó cosas que no es lícito que un hombre pronuncie. (2 Corintios 12) Se le revelaron misterios que habían estado ocultos durante siglos, y se le dio a conocer todo lo que podía soportar acerca de las obras de Dios y de sus tratos con las mentes humanas.

El Señor le dijo a Pablo que debía predicar entre los gentiles las riquezas inescrutables de Cristo. La luz debía ser dada a los gentiles. Este es un misterio que había estado oculto por siglos.

La encarnación de Cristo es un misterio. La unión de la divinidad con la humanidad es un misterio, oculto con Dios, es el «misterio escondido desde los siglos en Dios». Jehová lo guardó en silencio eterno, y fue revelado por primera vez en el Edén, por la profecía de que la simiente de la mujer debería herir la cabeza de la serpiente, y que esta debería lastimarle el talón.

Presentar al mundo este misterio que Dios mantuvo en silencio por las edades eternas antes de que el mundo fuera creado, antes de que el hombre fuera creado, fue la parte en la que Cristo debía actuar en la obra que hizo cuando vino a la tierra.

Y este maravilloso misterio, la encarnación de Cristo y la expiación que hizo, debe declararse a cada hijo e hija de Adán, ya sea judío o gentil. Sus sufrimientos cumplieron perfectamente los reclamos de la ley de Dios.

… se revelará mucho en la explicación de los asuntos sobre los cuales Dios ahora guarda silencio porque no nos hemos reunido y apreciado lo que se ha dado a conocer de los misterios eternos. Los caminos de la Providencia se aclararán; Los misterios de la gracia a través de Cristo se desarrollarán. Se explicará lo que la mente no puede comprender ahora, que es difícil de entender. Veremos orden en lo que parece inexplicable; sabiduría en todo lo retenido; bondad y gracia misericordiosa en todo lo impartido. La verdad se desplegará en la mente libre de oscuridad, en una sola línea, y su brillo será soportable. El corazón estará hecho para cantar de alegría. Las controversias terminarán para siempre y todas las dificultades se resolverán.

Tomado de The Signs of the Times March 25, 1897

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- Elena G. White


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