Hechos 8:26-37 - (Reina Valera 1909)
26Empero el ángel del Señor habló á Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el mediodía, al camino que desciende de Jerusalem á Gaza, el cual es desierto.
1 Felipe y el Etiope.
2 La conversión de Saulo.
27Entonces él se levantó, y fué: y he aquí un Etiope, eunuco, gobernador de Candace, reina de los Etiopes, el cual era puesto sobre todos sus tesoros, y había venido á adorar á Jerusalem,
28Se volvía sentado en su carro, y leyendo el profeta Isaías.
29Y el Espíritu dijo á Felipe: Llégate, y júntate á este carro.
30Y acudiendo Felipe, le oyó que leía el profeta Isaías, y dijo: Mas ¿entiendes lo que lees?
31Y dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó á Felipe que subiese, y se sentase con él.
32Y el lugar de la Escritura que leía, era éste:
Como oveja á la muerte fué llevado;
Y como cordero mudo delante del que le trasquila,
Así no abrió su boca:
33En su humillación su juicio fué quitado:
Mas su generación, ¿quién la contará?
Porque es quitada de la tierra su vida.
34Y respondiendo el eunuco á Felipe, dijo: Ruégote ¿de quién el profeta dice esto? ¿de sí, ó de otro alguno?
35Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.
36Y yendo por el camino, llegaron á cierta agua; y dijo el eunuco: He aquí agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?
37Y Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.