Judas 1:3-14 - (Reina Valera 1909)

3Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros de la común salud, me ha sido necesario escribiros amonestándoos que contendáis eficazmente por la fe que ha sido una vez dada á los santos.

4Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los cuales desde antes habían estado ordenados para esta condenación, hombres impíos, convirtiendo la gracia de nuestro Dios en disolución, y negando á Dios que solo es el que tiene dominio, y á nuestro Señor Jesucristo.

5Os quiero pues amonestar, ya que alguna vez habéis sabido esto, que el Señor habiendo salvado al pueblo de Egipto, después destruyó á los que no creían:

6Y á los ángeles que no guardaron su dignidad, mas dejaron su habitación, los ha reservado debajo de oscuridad en prisiones eternas hasta el juicio del gran día:

7Como Sodoma y Gomorra, y las ciudades comarcanas, las cuales de la misma manera que ellos habían fornicado, y habían seguido la carne extraña, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el juicio del fuego eterno.

1 Contra la impiedad.

2 Exhortaciones á los fieles.

8De la misma manera también estos soñadores amancillan la carne, y menosprecian la potestad, y vituperan las potestades superiores.

9Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando sobre el cuerpo de Moisés, no se atrevió á usar de juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.

10Pero éstos maldicen las cosas que no conocen; y las cosas que naturalmente conocen, se corrompen en ellas, como bestias brutas.

11¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron en el error de Balaam por recompensa, y perecieron en la contradicción de Coré.

12Estos son manchas en vuestros convites, que banquetean juntamente, apacentándose á sí mismos sin temor alguno: nubes sin agua, las cuales son llevadas de acá para allá de los vientos: árboles marchitos como en otoño, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados;

13Fieras ondas de la mar, que espuman sus mismas abominaciones; estrellas erráticas, á las cuales es reservada eternalmente la oscuridad de las tinieblas.

14De los cuales también profetizó Enoc, séptimo desde Adam, diciendo: He aquí, el Señor es venido con sus santos millares,