La Historia del Sábado, desde los Orígenes hasta la Eternidad

La Historia del Sábado, desde los Orígenes hasta la Eternidad

Al fin de la semana de la creación Dios puso a parte un tiempo especial y “descansó” de toda su obra. Dios no “descansó” debido al cansancio físico. Él descansó en el Sábado, lo bendijo, y lo santificó para que por su mandato y ejemplo fuéramos bendecidos con este conmemorativo semanal de Él como nuestro Señor y Creador [Gén.2:1-3]. Él estampó Su sello de autoridad en este periodo de tiempo específico cada semana y nos pide que pongamos de un lado nuestras actividades seculares y pasemos tiempo con Él. Pero el objetivo de Satanás es mantenernos tan ocupados con las preocupaciones de la vida que fallemos en conocer o experimentar la verdadera bendición que resulta al observar el cuarto mandamiento. [Isa.56:2; 58:13,14; Deut. 5:29; Heb.4:4-9; Lev.26:2-4; Apoc. 22:14].

La Biblia claramente define la institución del Sábado desde la creación hasta la Tierra hecha nueva. Dos mil años antes de Abrahán, el primer judío en existencia, el Sábado fue un regalo en la creación para toda la humanidad. Al final de la semana de la creación, Dios descansó de su obra creadora y fundó el Sábado para el hombre [Gen.2:3;Mar.2:27]. La adoración Sabática fue continuada por los Patriarcas hasta que, debido a su trato cruel durante el periodo de esclavitud, cesaron de observarlo. Después de salir de Egipto se les fue recordada su importancia a través de la provisión de una doble porción de maná el viernes para pudieran honrar Su Sábado [Éx.16:4,5]. Esto ocurrió antes de que la ley fuera dada en el Monte Sinaí y por lo tanto, confirmando su existencia previa antes de Moisés. Entonces, en Sinaí, Dios reiteró la existencia, santidad e importancia del cuarto mandamiento al decir “Acuérdate” [Éx.20:8].

La observación del Sábado fue continuada por aquellos quienes entraron en la tierra de Canaán y fue proclamado por los profetas y guardado por los fieles a Dios [Neh.13:15]. Años después, Cristo vino como nuestro ejemplo [1Ped.2:21] y fielmente guardó el Sábado [Luc.4:16;Mar.1:21; 6:2]. Aun en Su crucifixión y muerte Él observó el Sábado al descansar en la tumba hasta el primer día de la semana (domingo). No hay registro de que él pidiera que el día de adoración fuese cambiado. Jesús claramente aseveró que vino a cumplir la ley [Mat.5:17,18] e hizo una declaración que indica que el Sábado sería aún considerado santo, años después de Su muerte cuando Jerusalén sería destruida [Mat.24:20]. Es evidente que no se dieron instrucciones por Cristo acerca de la observancia del domingo porque algunos de sus seguidores más íntimos prepararon su cuerpo para la tumba y luego observaron el Sábado “conforme al mandamiento” [Luc.23:56 Reina Valera; Mar.16:1] y continuaron observando el Sábado desde ese día hacia adelante [Hec.18:4; 13:27, 13:14, 13:42, 15:21, 17:2].

En el libro de Hechos del Nuevo Testamento, escrito después de la muerte y resurrección de Cristo, la observancia del Sábado fue reiterada [Heb.4:8-11]. Se nos dice que el Sábado es un pacto permanente [Ex.31:16] -un símbolo de santificación de Dios en nuestras vidas [Ez.20:12; Ex.31:13]. También se nos dice que siguiendo el cierre de la historia de este mundo cuando entremos la Nueva Tierra observaremos el séptimo día de la semana, el Sábado [Isa.66:22,23].

Sin haberse pronunciado ninguna directiva indicando cambio alguno antes de la muerte de Cristo, un cambio del Sábado al domingo como día de adoración no pudo ser parte del Nuevo Pacto. Es decir, para que un cambio sea parte del testamento y voluntad final debe haberse declarado antes de la muerte. [Heb.9:16-18; Gál.3:15].

El Gran Conclicto, pag, 135. Apéndice B, Revelation Publications

📩 ¡Suscríbete y recibe contenido exclusivo!

Pensamiento de hoy

- Elena G. White

Síguenos en las redes:

2 comentarios en “La Historia del Sábado, desde los Orígenes hasta la Eternidad”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *