Dios promete un cielo nuevo y una tierra nueva a su pueblo.
“Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero
no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento”. Isaías 65:17.
Esta es una gran promesa; pero el profeta nos sorprende con palabras que caracterizan
el mundo actual, no el que Dios nos ha prometido.
¡MUERTE, PECADO Y MALDICIÓN EN LA TIERRA NUEVA!
¿Cómo podemos entender esto?
LA GRAN PROMESA.
“Estamos en camino al hogar. Aquel que nos amó tanto como para morir por nosotros,
también nos ha preparado una ciudad. La Nueva Jerusalén es nuestro hogar de descanso”
.Hijos e Hijas de Dios, 237, 238.
Yerran quienes esperan el cumplimiento de estas profecías en la Jerusalén actual con los judíos o con un supuesto grupo de cristianos escogidos antes de la Venida del Señor en poder y gloria.
Por Ernesto García, lic. en Teología. UNAC.
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