La fidelidad de Caleb

Nuestras voces deben escucharse como un eco de las palabras del fiel Caleb, respecto a la tierra prometida: «Subamos luego, y tomemos posesión de ella”. dijeron Caleb y Josué.

Si abrimos nuestras mentes y corazones a las insinuaciones y sugerencias de Satanás, seremos llevados a actuar en forma parecida a los espías infieles. Hablaremos y actuaremos como lo hicieron aquellos espías; en lugar de confiar en Dios para la victoria.

Este es el espíritu que se vio en Caleb: «La tierra que recorrimos y exploramos es tierra muy buena. Si Jehová se agrada de nosotros, él nos llevará a esta tierra y nos la entregará; es una tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová ni temáis al pueblo de esta tierra, pues vosotros los comeréis como pan. Su amparo se ha apartado de ellos y Jehová está con nosotros: no los temáis» (Núm. 14: 7-9). (SE2 95)

Caleb era fiel y constante. No era jactancioso, no hacía alarde de sus méritos y buenas obras; pero su influencia siempre estaba del lado del bien. ¿Y cuál fue su recompensa? Cuando el Señor pronunció sus juicios contra los hombres que habían rehusado escuchar su voz, dijo: “Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión”. Números 14:24 5TPI 283.3

La fe de Caleb

Fue la fe de Caleb en Dios lo que le dio ánimo, lo que lo libró del temor de los hombres, aun de los grandes gigantes, hijos de Anac, y lo capacitó para mantenerse firme y sin titubeos en defensa del bien.

Es de esa misma exaltada fuente, el gran General de las huestes, que cada verdadero soldado de la cruz de Cristo ha de derivar fuerza y valor para vencer los obstáculos que a menudo parecen ser invencibles… Ahora necesitamos hombres de la talla de Caleb… que con valerosas palabras den un informe vigoroso en favor de la acción inmediata.—Testimonios para la Iglesia 6:356, 360, 361 (1885)

Merced a las maravillosas operaciones de la Providencia divina, montañas de dificultades serán removidas y arrojadas al mar.—Joyas de los Testimonios 3:332 (1909).

Cuando las cosas se complican y no pueden resolverse fácilmente, no debemos descorazonamos ni desanimamos, ni perder la fe hablando de dudas y de escepticismo. SE2 104.1

Lo que necesitamos ahora son hombres como Caleb, hombres que sean fieles y veraces. La indolencia distingue demasiadas vidas actualmente. Esas personas apartan su hombro de la rueda cuando debieran perseverar y poner todas sus facultades en ejercicio activo. Ministro de Cristo: “Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.” Efesios 5:14 2JT 29.2

El espíritu de Caleb

Antes que comenzara la distribución de la tierra prometida, Caleb (de 85 años), acompañado de los jefes de su tribu, presentó una petición especial, siendo el más anciano de Israel despues de Josué.

Caleb le recordó ahora a Josué la promesa que se le hizo entonces como galardón por su fidelidad: “¡Ciertamente la tierra en que ha pisado tu pie ha de ser herencia tuya y de tus hijos para siempre! por cuanto has seguido cumplidamente a Jehová mi Dios”. Por consiguiente solicitó que se le diera Hebrón como posesión… CV 123.2

Y le dieron la montaña: la montaña de los anaquitas, Hebrón. ¿Quiénes eran los anaquitas? Los hijos de Anac, los gigantes. Un perdedor habría dicho: «Ya no puedo luchar. Denme un terreno llano con un río y una bonita vista». Pero Caleb dijo: «Denme la montaña. Lucharé. Venceré».

Caleb obtuvo la heredad que su corazón había anhelado durante cuarenta años, y confiado en que Dios le acompañaba, “echó de allí tres hijos de Anac”… CV 123.4

Caleb confió en Dios y no consideró tanto las dificultades que se había de encontrar como la fuerza de su Ayudador todopoderoso, y entró en la buena tierra

El valor de Caleb

Para afrontar las crecientes dificultades, debemos tener el valor de Caleb y Josué. Estos hombres vieron más allá de los gigantes y las ciudades amuralladas; y cuarenta años después, cuando las condiciones eran mucho peores, siguieron adelante diciendo: «Estamos preparados para entrar y tomar posesión de nuestra herencia».

Hoy no estamos en Cades-Barnea, pero nuestras experiencias son similares a las del antiguo Israel. No debemos pensar en la derrota, pues la meta está justo delante de nosotros. Dios, con su poder, hará que su obra sea un éxito, y nada nos detendrá. condiciones. El Señor terminará su obra y la concluirá con justicia.

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Pensamiento de hoy

- Elena G. White

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