Recursos devocionales
A pocas semanas del devastador Harvey de Texas, tres huracanes, incluyendo a Irma rodean el sudeste de Estados Unidos, más de 1.000 muertos en las inundaciones en el sudeste de Asia, un terremoto de 8,1 en México y varios incendios históricos en Estados Unidos. ¿Está Dios tratando de llamar nuestra atención? Tal vez.
En momentos como este, la gente suele preguntarse: «¿Son estos desastres naturales provocados por Dios, el Diablo o simplemente las fuerzas de la naturaleza?» Podría ser todo lo anterior.
Primero, Naturaleza. «la tierra se envejecerá como ropa de vesti» (Isaías 51: 6). Pablo dijo: «Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;» (Romanos 8:22).
«Cumplan todos mis estatutos y preceptos; pónganlos por obra, para que no los vomite la tierra adonde los llevo a vivir.» (Levítico 20:22)
Sí, el planeta y la naturaleza misma se están desenmarañando bajo la carga del pecado.
Por supuesto sabemos que Dios puede traer juicios a través de los elementos. ¿Recuerdas el diluvio de Noé y los fuegos en Sodoma y Gomorra, y las plagas del antiguo Egipto? «He aquí que mañana a estas horas yo haré llover granizo muy pesado, cual nunca hubo en Egipto, desde el día que se fundó hasta ahora.» (Éxodo 9:18).
«He aquí que la tempestad de Jehová saldrá con furor; y la tempestad que está preparada caerá sobre la cabeza de los malos.»(Jeremías 23:19).
Finalmente, muchos se sorprenden al saber que Satanás y sus ángeles pueden manipular poderosamente las fuerzas de la naturaleza. En el libro de Job (Job 1: 16-19) trajo fuego del cielo y un tornado mortal. Entonces por supuesto culpó a Dios.
Hay una cita fascinante en el libro clásico El Conflicto de los Siglos que destaca esta dinámica.
«Satanás obra asimismo por medio de los elementos para cosechar muchedumbres de almas aún no preparadas. Tiene estudiados los secretos de los laboratorios de la naturaleza y emplea todo su poder para dirigir los elementos en cuanto Dios se lo permita. Cuando se le dejó que afligiera a Job, ¡cuán prestamente fueron destruidos rebaños, ganado, sirvientes, casas e hijos, en una serie de desgracias, obra de un momento! Es Dios quien protege a sus criaturas y las guarda del poder del destructor. Pero el mundo cristiano ha manifestado su menosprecio de la ley de Jehová, y el Señor hará exactamente lo que declaró que haría: alejará sus bendiciones de la tierra y retirará su cuidado protector de sobre los que se rebelan contra su ley y que enseñan y obligan a los demás a hacer lo mismo. Satanás ejerce dominio sobre todos aquellos a quienes Dios no guarda en forma especial. Favorecerá y hará prosperar a algunos para obtener sus fines, y atraerá desgracias sobre otros, al mismo tiempo que hará creer a los hombres que es Dios quien los aflige.
Satanás producirá enfermedades y desastres al punto que ciudades populosas sean reducidas a ruinas y desolación. Ahora mismo está obrando. Ejerce su poder en todos los lugares y bajo mil formas: en las desgracias y calamidades de mar y tierra, en las grandes conflagraciones, en los tremendos huracanes y en las terribles tempestades de granizo, en las inundaciones, en los ciclones, en las mareas extraordinarias y en los terremotos. Destruye las mieses casi maduras y a ello siguen la hambruna y la angustia; propaga por el aire emanaciones mefíticas y miles de seres perecen en la pestilencia. Estas plagas irán menudeando más y más y se harán más y más desastrosas. » – El Conflicto de los Siglos, pp. 589, 590.
Cualquiera que sea el clima, los cristianos deben orar por la seguridad de la gente durante estas calamidades y especialmente su salvación.
Por Doug Batchelor
Pensamiento de hoy
- Elena G. White
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