La profecía de Elena White sobre el surgimiento del Papado

La prisión virtual del papa Pío VI en 1798, por parte del general francés Berthier, señaló la campanada que anunció la muerte del Papado: el poder político religioso que había dominado a Europa por más de mil años. ¡Por lo menos, eso es lo que pensaban todos!

La autoridad del Papado había estado disminuyendo por algún tiempo, especialmente después de dos eventos en la última mitad del siglo XVIII: un desaire humillante al Papa en 1782, por el Emperador José II de Viena, y la supresión mundial de los jesuitas por el papa Clemente XIV en 1773. Un historiador describía al Papado a fines del siglo XVIII como «muy cerca de su nadir«. Durante las siguientes décadas, nadie en el Vaticano o en ninguna otra parte previó la recuperación del Papado como un poder mundial, ¡excepto Elena de White! Podemos imaginarnos cómo los observadores atentos se rascarían la cabeza, sin poder creerlo, cuando en 1884 leyeron:

«Se ha mostrado que un día de gran oscuridad intelectual es favorable para el éxito del Papado. Todavía se demostrará que un día de gran luz intelectual es igualmente favorable a su éxito. [ … ]

«En los movimientos que ahora se están produciendo en este país [los Estados Unidos] para lograr para las instituciones y las costumbres de la iglesia el apoyo del Estado, los protestantes están siguiendo en los pasos de los papistas. Más aún, están abriendo la puerta para que el Papado recupere en la Norteamérica protestante la supremacía que ha perdido en el Viejo Mundo. Y lo que le da mayor importancia a este movimiento es el hecho de que el principal objetivo contemplado es la imposición de la observancia del domingo, una costumbre que se originó en Roma, y que ella afirma es la señal de su autoridad». — Elena G. de White, The Spirit of Prophecy (Oakland, Cal.: Pacific Press Publishing Association, 1884), t. 4, p. 390

Unos pocos meses más tarde escribió:

«Por el decreto que imponga la institución del Papado en violación a la Ley de Dios, nuestra nación se separará completamente de la justicia. Cuando el protestantismo extienda la mano a través del abismo para asir la mano del poder romano, cuando se incline por encima del abismo para darse la mano con el espiritismo, cuando, bajo la influencia de esta triple unión, nuestro país repudie todo principio de su constitución como gobierno protestante y republicano, y haga provisión para la propagación de las mentiras y seducciones papales, entonces sabremos que ha llegado el tiempo en que se verá la asombrosa obra de Satanás, y que el fin está cerca«. — Joyas de los testimonios (Buenos Aires.: ACES, 1975), t. 2, p. 151.

Luego, en 1886, Elena de White recalcó esta predicción un poco más:

«Cómo puede la Iglesia Romana eliminar la acusación de idolatría, no podemos ver. [ … ] Y esta es la religión que los protestantes están comenzando a considerar con mucho favor, y que eventualmente estará unida con el protestantismo. Sin embargo, esta unión no se producirá por un cambio en el catolicismo; pues Roma nunca cambia. Ella pretende la infalibilidad. Es el protestantismo el que cambiará. La adopción de ideas liberales de su parte lo producirá cuando pueda tornar la mano del catolicismo». — Review and Herald (1 de junio de 1886).

Análisis de las predicciones de Elena de White

Analicemos lo que la Sra. de White predijo en la década de 1880 con respecto a estos ternas:

  • La santidad del domingo se establecería por ley en los Estados Unidos.
  • Los protestantes serán los primeros en «tomar la mano del poder romano».
  • Esta unión llevará a los Estados Unidos a «repudiar todo principio de su Constitución como gobierno protestante y republicano».
  • Esta increíble unión sucedería, no porque el Papado concedería algo, sino porque el protestantismo cambiaría debido a su «adopción de ideas liberales».
  • La promulgación de esta «ley» dominical señalaría «que el fin está cerca».

Tal vez la predicción más completa de la influencia papal en el tiempo del fin que realizara Elena de White se encuentra en dos capítulos de El conflicto de los siglos (escrito en 1888 y revisado en 1911): «La libertad de conciencia amenazada» y «El conflicto inminente». En estos dos capítulos, la Sra. de White extendió algo más algunas de las percepciones notadas arriba:

«Poco saben los protestantes lo que están haciendo al proponerse aceptar la ayuda de Roma en la tarea de exaltar el domingo. Mientras ellos tratan de realizar su propósito, Roma tiene su mira puesta en el establecimiento de su poder, y tiende a recuperar su supremacía perdida. Establézcase en los Estados Unidos el principio de que la iglesia puede emplear o dirigir el poder del Estado; que las leyes civiles pueden hacer obligatorias las observancias religiosas; en una palabra, que la autoridad de la iglesia con la del estado debe dominar las conciencias, y el triunfo de Roma quedará asegurado en la gran República de la América del Norte.

«La palabra de Dios ha dado advertencias respecto de tan inminente peligro; descuide estos avisos y el mundo protestante sabrá cuáles son los verdaderos propósitos de Roma. Pero ya será tarde para salir de la trampa. Roma está aumentando sigilosamente su poder«.

Percepciones adicionales

Aquí se nos ofrecen percepciones adicionales de las implicaciones del crecimiento futuro del Papado, que otros no veían en 1888:

  • Los protestantes no se dan cuenta de lo que está en juego cuando colaboran con el Papado en honrar la santidad del domingo.
  • Cuando los Estados Unidos decidan que es constitucionalmente aceptable imponer observancias religiosas por medio de leyes, se dará prioridad para la promulgación de leyes dominicales.
  • A fines del siglo XIX, el Papado estaba «aumentando sigilosamente su poder».

Quienes leyeron estas palabras cuando fueron escritas podrían ser perdonados por pensar que reflejaban pura fantasía, dadas las circunstancias de entonces. Sin embargo, para quienes vivimos hoy, ¿hemos visto algún desarrollo del escenario mundial en los últimos 25 años que sugerirían que ella sabía de qué estaba hablando? Decir que lo hemos visto sería subestimar la realidad.

Algunas razones por las que los protestantes se acercarán a los católicos

Elena de White enumeró varias razones para la creciente admiración y elevada consideración que los protestantes y los líderes del mundo secular llegarían a tener por el Papado en el tiempo del fin:

  • «Una indiferencia creciente respecto de las doctrinas que separan a las iglesias reformadas de la jerarquía papal». — El conflicto de los siglos, p 619
  • «Los defensores del Papado declaran que la iglesia ha sido calumniada, y el mundo protestante se inclina a creerlo». — El conflicto de los siglos, p 619
  • «Los protestantes se han entremetido con el Papado y lo han patrocinado; han hecho transigencias y concesiones que sorprenden a los mismos papistas y les resultan incomprensibles».— El conflicto de los siglos, p 622
  • «El culto de la iglesia romana es un ceremonial que impresiona profundamente. Lo brillante de sus ostentaciones y la solemnidad de sus ritos fascinan los sentidos del pueblo y acallan la voz de la razón y de la conciencia».— El conflicto de los siglos, p 622
  • «El hecho de que la iglesia asevere tener el derecho de perdonar pecados induce a los romanistas a sentirse libres para pecar; y el mandamiento de la confesión, sin la cual ella no otorga su perdón, tiende además a dar bríos al mal». — El conflicto de los siglos, p 623
  • «La iglesia católica le pone actualmente al mundo una cara apacible, y presenta disculpas por sus horribles crueldades» . — El conflicto de los siglos, p 627
  • «Mientras las iglesias protestantes han estado buscando el favor del mundo, una falsa caridad los ha cegado. Se figuran que es justo pensar bien de todo mal, y el resultado inevitable será que al fin pensarán mal de todo bien». — El conflicto de los siglos, p 628
  • «El Papado responde perfectamente a las necesidades de todas estas personas. Es adecuado a dos clases de seres humanos que abarcan casi a todo el mundo: los que quisieran salvarse por sus méritos y los que quisieran salvarse en sus pecados. Tal es el secreto de su poder». — El conflicto de los siglos, p 629

Los protestantes abrirán la puerta

En vista de estas ocho características de la Iglesia Católica que Elena de White predijo que ostentaría en el tiempo del fin, ¿qué desarrollos deberíamos esperar, recordando siempre Apocalipsis 13 al 18?

Primero, aunque parezca extraño, los protestantes en los Estados Unidos abrirán la puerta a la Iglesia Católica, permitiendo que recupere en «la América protestante la supremacía que perdió en el Viejo Mundo».— El conflicto de los siglos, p 630

¿Cómo puede ser esto? «Debido a las serviles concesiones del mundo que se llama protestante». — Comentarios de Elena G. de White, t. 7, p. 986

Segundo, de alguna manera notable, las escenas del pasado que «ponen claramente de manifiesto la enemistad de Roma contra el verdadero día de reposo y sus defensores,[ … ] estas escenas han de repetirse cuando los católicos romanos y los protestantes se unan para exaltar el domingo». — El conflicto de los siglos, p 636.

De hecho, «tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo se le tributará homenaje al Papado por medio del honor que se conferirá a la institución del domingo, la cual descansa únicamente sobre la autoridad de la iglesia romana» — El conflicto de los siglos, p 637

Tercero, en una predicción que conlleva nefastos conflictos de intereses, ella declaró:

«La Iglesia Católica Romana, con todas sus ramificaciones en el mundo entero, forma una vasta organización dirigida por la sede papal y destinada a servir a los intereses de esta. Instruye a sus millones de adeptos [ … ]para que se consideren obligados a obedecer al Papa. Sea cual fuere la nacionalidad o el gobierno de estos, deben considerar la autoridad de la iglesia como por encima de todas las demás. Aunque juren fidelidad al Estado, siempre quedará en el fondo el voto de obediencia a Roma que los absuelve de toda promesa contraria a los intereses de ella».— El conflicto de los siglos, p 638

Considere la situación difícil del legislador o juez católico romano en asuntos de preocupación religiosa. ¿Quién tiene su lealtad suprema: la Constitución de una nación o el dogma de la iglesia?

Cuarto, con este conflicto de intereses en su lugar, no es difícil imaginar cómo, aun en los Estados Unidos, «la iglesia puede emplear o dirigir el poder del Estado; que las leyes civiles pueden hacer obligatorias las observancias religiosas. En una palabra, que la autoridad de la iglesia junto con la del Estado debe dominar las conciencias, y el triunfo de Roma quedará asegurado en la gran República de la América del Norte». — El conflicto de los siglos, p 638

Ya ahora, al notar el creciente número de legisladores y jueces católicos en los Estados Unidos, podemos ver que «[la iglesia católica romana] está aumentando sigilosamente su poder. Sus doctrinas están ejerciendo su influencia en las cámaras legislativas, en las iglesias y en los corazones de los hombres».— El conflicto de los siglos, p 638

Fuente: Profecías Dramáticas de Elena de White, Capítulo 5: El surgimiento del papado, por Herbert Edgar Douglass

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- Elena G. White


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