Emociones negativas: cómo identificarlas y superarlas

“En Jehová he confiado; ¿cómo decís a mi alma, que escape al monte cual ave?” Salmo 11:1.

El salmista habla de su conflicto emocional. Un «lado» de su mente confía en el Señor, y el otro lo invita a huir a la montaña. Uno dice: quédate y confía. El otro dice: huye. ¿No son así nuestros conflictos?

¿Qué son las emociones negativas?

Es cuando pensamientos y sentimientos negativos están frecuentemente en tu mente, amenazando tu seguridad interna, tu equilibrio mental, tu capacidad de relacionarte con las personas, de trabajar – como en la depresión, fobia, alcoholismo, drogodependencia, trastorno obsesivo-compulsivo, síndrome de pánico, entre otros. Ocurren cuando las pérdidas emocionales son muy dolorosas. El descontrol emocional ocurre más en personas muy sensibles, que sufren más impactos emocionales ante ciertos eventos. Provienen de familias disfuncionales, problemáticas, donde hubo abusos durante la infancia:

  • a. Abuso físico – bofetadas, pellizcos, tirones de pelo, golpear su cabeza contra algún lugar. El niño siente el dolor físico y la vergüenza de los padres. Llega a sentir que su cuerpo no merece ser respetado, que no tiene derecho a liberarse de contactos dolorosos.
  • b. Abuso sexual – si hubo contacto sexual por un miembro de la familia, es incesto; si con alguien de fuera, se dice que fue sexualmente agredido. Un niño nunca es la parte responsable en un abuso sexual cometido contra él. Es el adulto quien está fuera de control.
  • c. Abuso emocional – el más común. Ocurre por el abuso verbal (gritos, sarcasmo, palabrotas, ridiculización, apodos peyorativos), abuso social (impedir que el niño tenga contactos sociales: “No puedes recibir a tus amigos”, “desconfía de los extraños”, “quédate solo con nosotros”), negligencia y abandono (falta de afecto físico, de tiempo dedicado al niño, de orientación, de información sexual).
  • d. Abuso intelectual – al atacar o ridiculizar el pensamiento del niño, no permitiéndole pensar por sí mismo, no dándole apoyo cuando su pensamiento difiere del de los padres. Ocurre con padres rígidos que no dejan espacio para las ideas de sus hijos.
  • e. Abuso espiritual – cuando los padres toman el lugar de Dios, no admitiendo que son falibles, queriendo ser omnipotentes, o son adictos a la religión, exagerados en cosas religiosas, asustando a los niños al generar en ellos miedo a que Dios castigue, y cuando hay abuso físico, sexual o emocional practicado por un oficial de la iglesia.

Para recuperar el control emocional, es importante:

  • 1. Cuidar lo físico – ejercicio, alimentación, respiración, agua, sol, descanso, ocio, cuidar la apariencia;
  • 2. Percibir el descontrol emocional;
  • 3. Responsabilizarse por buscar caminos para la sanación, sin culpar a los demás, a Dios o a sí mismo;
  • 4. Recibir apoyo emocional (Filipenses 4:13 y 14, especialmente el versículo 14); verbalizar sus sentimientos, preocupaciones y defectos con una persona confiable: alguien que guarde confidencias, tenga consideración positiva (vea lo bueno en la persona), tenga empatía (se preocupe por el sufrimiento de la persona), no juzgue y no se involucre emocional ni sexualmente con la persona;
  • 5. Vive un día a la vez, recibiendo la gracia o energía divina que se te da cada día. Fíjate metas para el día: haz algo que no te apetezca hacer; haz algo bueno por alguien sin que nadie lo sepa; acepta lo que te sucede, confiando en que Dios tiene el control; lee algo beneficioso; no te quejes de nadie; haz algo solo por ti.
  • 6. Confía en el Señor. Recuerda: la fe no es un sentimiento. Los sentimientos cambian, la fe permanece.

Nuestra lucha no es solo una cuestión relacionada con problemas psicológicos en la relación humana. Es también entre el ser humano y las “potestades del mal en los lugares celestiales”. La guerra espiritual es real. Los enemigos espirituales buscan producir enfermedades, conflictos, dolor emocional en nosotros.

Por eso, cuidado con las señales que Satanás envía:

  • a. Dentro de ti: pensamientos de desánimo, desesperanza, crítica, juicio, impulsos, recuerdos o rememoraciones;
  • b. Fuera de ti: familiar que te perturba, imágenes (TV, revistas…), música.

Perdona a quien te hirió o continúa hiriéndote, depositando tu confianza y esperanza en Dios, no en la persona. No te aferres a métodos humanos convencionales de búsqueda espiritual. El Señor mismo te enseñará y guiará (Isaías 28:26 y 30:21), e indicará quién puede ayudarte humanamente, si es el caso. Recuerda: la sanación – o salvación – es un proceso. Lleva tiempo. Pueden ocurrir recaídas. Pero levántate, sigue a Jesús nuevamente. Siempre.

Escrito por el Dr. César Vasconcellos de Souza, médico psiquiatra, posgraduado en Psicoterapia Breve y miembro de la American Psychosomatic Society.

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