¿Qué hacer el Sábado?

¿Qué hacer el Sábado?

Los padres podemos hacer que el sábado sea el día más interesante y gozoso para nuestros hijos. La
Escuela Sabática y la reunión del culto ocupan solo una parte del sábado. La parte que queda para la familia puede
abarcar las más sagradas y preciosas horas del sábado. Mucho de este tiempo deben pasado los padres con sus
hijos.

En muchas familias se deja solos a los niños menores, para que se diviertan lo mejor que puedan. En tales
condiciones, no tardan en volverse inquietos, empiezan a jugar y se dedican a causar perjuicios. Así, el sábado no
tiene para ellos significado sagrado.

Cuando el tiempo es agradable, paseen los padres con sus hijos por los campos y los huertos. En medio de
las cosas hermosas de la naturaleza, explíquenles por qué fue instituido el sábado. Descríbanles la gran obra
creadora de Dios. Díganles que cuando la tierra salió de su mano era santa y hermosa. Cada flor, cada arbusto,
cada árbol, respondía al propósito de su Creador. Todo lo que veían los ojos era hermoso y llenaba la mente de
pensamientos relativos al amor de Dios. Todo sonido era música en armonía con la voz de Dios.

Mostradles que fue el pecado lo que mancilló la obra perfecta de Dios; que las espinas y los cardos, el pesar
y la muerte, son todos resultados de la desobediencia a Dios.

Invitadlos a ver cómo la tierra, aunque mancillada por la maldición del pecado, sigue revelando la bondad de
Dios. Los campos verdes, los altos árboles, la alegre luz del sol, las nubes, el rocío, la quietud solemne de la no-che,
la gloria del cielo estrellado y la luna en su belleza, todo da testimonio del Creador. No cae una gota de lluvia ni un
rayo de sol sobre nuestro mundo desagradecido, que no testifique de la tolerancia y del amor de Dios.

Enseñad a los niños a ver a Cristo en la naturaleza. Sacadlos al aire libre, bajo los nobles árboles del huerto;
y en todas las cosas maravillosas de la creación enseñad les a ver una expresión de su amor.

Enseñadles que él hizo las leyes que gobiernan todas las cosas vivientes; que él ha hecho leyes para
nosotros, y que esas leyes son para nuestra felicidad y nuestro gozo. No los canséis con largas oraciones y tediosas
exhortaciones, sino que, por medio de las lecciones objetivas de la naturaleza, enseñadles a obedecer la Ley de
Dios.

Todos los que aman a Dios deben hacer lo que puedan para que el sábado sea una delicia, santo y
honorable. No pueden hacer esto buscando sus propios placeres en diversiones pecaminosas y prohibidas. Sin
embargo, pueden hacer mucho para exaltar el sábado en sus familias y hacer de él el día más interesante de la
semana. Debemos dedicar tiempo a interesar a nuestros hijos. Un cambio ejercerá una influencia feliz sobre ellos.
Podemos andar con ellos al aire libre; podemos sentarnos con ellos en los huertos y bajo la alegre luz del sol, y dar
a sus mentes inquietas algo en que ocuparse, conversando con ellos de las obras de Dios. Podemos inspirarles
amor y reverencia llamando su atención a los hermosos objetos de la naturaleza. 

El sábado debe resultar tan interesante para nuestras familias que su visita semanal sea saludada con gozo.
De ninguna manera mejor pueden los padres exaltar y honrar el sábado que ideando medios de impartir la debida
instrucción a sus familias, e interesarlas en las cosas espirituales, dándoles una visión correcta del carácter de Dios,
y de lo que él requiere de nosotros a fin de perfeccionar el carácter cristiano y alcanzar la vida eterna.

Padres, haced del sábado una delicia, para que vuestros hijos puedan esperarlo con placer y recibirlo con
gozo en su corazón.

Habladles del camino de la salvación; de cómo «amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16). Repítase la dulce historia de Belén.

Preséntese a Jesús a los niños, como niño obediente a sus padres, como joven fiel y laborioso, que ayudaba
a sostener la familia. Así podéis enseñarles que el Salvador conoce las pruebas, las perplejidades y las tentaciones,
las esperanzas y los goces de los jóvenes, y que puede simpatizar con ellos y ayudarlos.

De vez en cuando, leedles las interesantes historias de la Biblia. Interrogadlos acerca de lo que han
aprendido en la Escuela Sabática y estudiad con ellos la lección del próximo sábado.

Puede interesarse a los niños en la buena lectura o en la conversación en cuanto a la salvación de su alma.
Pero habrán de ser educados y preparados. El corazón natural no está propenso a pensar en Dios, ni en el cielo ni
en las cosas celestiales. Deberá contrarrestarse continuamente la corriente de mundanalidad e inclinación al mal, y
deberá fomentarse la luz celestial.

Al bajar el sol, señalen la voz de la oración y el himno de alabanza el fin de las horas sagradas, e invitad a
Dios a acompañaras con su presencia en los cuidados de la semana de trabajos.

Así pueden los padres hacer del sábado lo que debe ser: el día más gozoso de la semana. Pueden inducir a
sus hijos a considerarlo como una delicia, el día superior a los demás días, santo de Jehová, honorable.

¡Oh, el sábado! Sea el más dulce y el más bendito de todos los días de la semana.

ELENA G. DE WHITE, fue mensajera del Señor.
– Extraído de Conducción del niño, pp. 505 a 509 y Joyas de los testimonios, t. 3, pp. 24 y 25.
– Fuente: REVISTA ADVENTISTA • FEBRERO 2008.

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- Elena G. White


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