El Sábado, el sello de la Justificación por la Fe

Cualquiera que guarde el sábado de Dios a fin de ser salvo, está repitiendo el error de los judíos y está pervirtiendo el propósito mismo del reposo del sábado. Cuando hacemos de la observancia del sábado un requisito para la salvación, no estamos en absoluto entrando en su reposo.

Sobre la cruz, Jesucristo realizó una redención perfecta y completa, el sexto día, de la misma forma en que había completado una obra perfecta en la creación al final de aquel sexto día (Luc. 23:54).

De esa forma restauró el reposo del sábado que había dado en el Edén, y que había sido arruinado por el pecado. Ahora, todos los que reciben el evangelio por la fe entran una vez más en el reposo salvífico de Dios, del cual es señal el sábado (Heb. 4:2, 3; Éx. 31:13; Eze. 20:12; Isa. 58:13, 14). En el sermón de la montaña, Jesús enseñó claramente que si buscamos primeramente su reino y su justicia (que es por la fe), todas nuestras necesidades serán cubiertas (Mat. 6:33).

El Sábado y la Justificación por la Fe

¿Cómo, pues, guardará el sábado un cristiano que ha sido salvo por la gracia, por medio de la fe?

La verdadera motivación para guardar la ley, dijo Jesús, es el amor (Mat. 22:36-40; Juan 14:15). Dios nos da ese amor como su don a nosotros, mediante el Espíritu Santo (1 Cor. 12:31; 13:13; Rom. 5:5). Eso es lo que significa tener la ley escrita en nuestros corazones (Heb. 8:10).

La única forma en que podemos obedecer el cuarto mandamiento es por la fe: entrando por la fe en el reposo de Dios. En ese contexto, el sábado demuestra ser el sello de la justicia por la fe.

Muchos cristianos sinceros, guardadores del domingo, están hoy reposando plenamente en Cristo para salvación. Están guardando el día equivocado, pero por la razón correcta, por la verdadera motivación. De igual manera, muchos cristianos sinceros guardan hoy el sábado porque piensan que esa observancia del sábado les salvará. Están guardando el verdadero día de reposo, pero lo hacen por la razón equivocada. Ambos están en necesidad de corrección, y si lo permitimos, el Espíritu Santo lo hará, a medida que nos guíe a toda la verdad (Juan 16:13).

El meollo, pues, en el conflicto final, no será solamente la controversia entre dos grupos de cristianos, ni siquiera entre dos días distintos de reposo, sino entre dos métodos de salvación opuestos.

Cuando el verdadero evangelio de la justicia por la fe sea plenamente restaurado y predicado a todo el mundo por testimonio, toda persona tendrá que hacer la elección: por Cristo, o contra Él (Deut. 30:19, 20; Jos. 24:13-15; Rom. 9:30-33; Fil. 3:3-9). En ese tiempo, el sábado será el sello de Dios, representando la justificación por la fe. La observancia del domingo, en contraste con lo anterior, representará la marca de la «bestia», significando el rechazo del hombre de la gracia salvífica de Dios en Cristo (Apoc. 14:9-11).

Desde su mismo origen, el reposo del domingo es una institución pagana que representa la justicia propia, en contraste con el sábado de Dios, señal de la justicia que viene solamente por la fe.

Descarga el tema completo en pdf

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Pensamiento de hoy

- Elena G. White


Síguenos en las redes:
Telegram
WhatsApp
Facebook