Recursos devocionales
A medida que nos acercamos al regreso de Cristo, Satanás creará nuevas y sutiles maneras de apartar al pueblo de Dios de su voluntad. Por eso, más claras y definidas deben ser nuestras posiciones y creencias.
Por lo tanto, debemos entender claramente por qué Dios dice que no. Los motivos por que Él presenta Su voluntad de manera tan objetiva y sin aberturas. Esta comprensión nos ayuda a aceptar su voluntad, no como imposición, sino como protección. Hay al menos cuatro razones para ello:
1. Para no quemarnos con fuego
Dios sabe que muchas cosas aparentemente inofensivas esconden un gran peligro. Cuando Él dice no para algunas cosas que muchas veces encontramos simples, pequeñas o incluso innecesarias, Él sabe lo que está diciendo, sabe lo que hay detrás. No siempre podemos ver eso. El que juega con fuego corre el riesgo de quemarse.
Dios sabe, por ejemplo, que un poco de bebida alcohólica tiene un efecto pequeño sobre la mente y el cuerpo. ¿Por qué, entonces, prohibir totalmente el uso? ¿Por qué no permitir un poco? Hay varias investigaciones que analizan el riesgo de que el bebé socialmente se convierta en un alcohólico. La mayoría de ellas indican que el 12% llegará allí. Parece un porcentaje pequeño, pero representa un serio riesgo. Dios conoce a cada persona. Él sabe que algunos sólo quieren jugar con la bebida, pero también sabe que pueden caer más profundo. Otros, quizás, pueden llegar a convertirse en viciados en «beber socialmente» porque no logran abandonar el hábito. Dios conoce los riesgos, por eso dice no.
Satanás siempre intenta a una persona en su punto débil. Por eso, cuando alguien quiere adaptar, o hacer alguna apertura en la voluntad de Dios, ya está demostrando que ese es su punto débil. La historia de Eva se repite: siempre que alguien enfrenta la tentación a su manera, porque cree que es fuerte para mantener todo bajo control, acaba involucrando mucho más de lo que imaginaba. Recuerdo siempre una frase que aprendí en la escuela: «Pequeñas oportunidades son el principio de grandes acontecimientos.»
2. Para evitar límites humanos
Cuando usted decide establecer su propia verdad y hace concesiones, cuál es el límite de ellas? Las explicaciones que siempre se da son: «Un poco de esto no tiene problema»; «Sólo voy al cine para ver buenas películas».
La pregunta, sin embargo, continúa: ¿Hasta dónde va el «sólo un poco»? ¿Cuáles son las buenas películas que no tienen problemas?
Si la verdad deja de ser absoluta, y empezamos a hacer concesiones o aperturas, surgen dos realidades: La primera es que cada persona cuida de la propia vida y establece los propios límites. La verdad deja de ser única para todos y pasa a ser personal. Cada uno tiene la suya. Siendo así, es claro que unos serán más rígidos y otros más liberales. En segundo lugar, la iglesia crea reglas para definir hasta dónde van las aberturas, y cuáles son los límites. En ese caso, la verdad pasa a tener contornos humanos. Alguien define lo que es la verdad y los demás la aceptan. No podemos correr el riesgo de volvernos como los fariseos.
3. Para no confundir a los demás
Somos la única demostración de la voluntad de Dios aquí en la Tierra, y la gente necesita conocer a Dios mirando a nosotros. Somos Sus testigos. Si no somos ejemplos claros, el cristianismo pierde su fuerza.
Si en el trabajo, un joven adventista es exactamente igual a todos los demás colegas, ¿qué diferencia hace ser cristiano? ¿Puede él ser reconocido como cristiano? Si el sábado por la noche sale una chica, y su apariencia es igual a la de las otras que no tienen ningún interés en la voluntad de Dios, como Él puede ser reconocido en ella? Si un joven adventista está sentado a la mesa de bar con una lata de cerveza en la mano, junto con sus amigos, será posible identificarlo con un cristiano?
Es necesario siempre recordar que la transformación operada por Cristo nos hace testigos silenciosos. Los demás pueden ver a Cristo en nosotros por la manera como nos presentamos. Dios no puede correr el riesgo de hacer concesiones para parecernos con las personas que no se entregaron a Él, pues somos los únicos testigos de Él en este mundo. Esos testigos necesitan ser cada día más visibles y fáciles de reconocer.
4. Para vencer las sutiles tentaciones de Satanás
Cuanto más cerca del fin, más discretas y sutiles serán las tentaciones de Satanás. Necesitamos ser claros y definidos en cuanto a la verdad, para que Satanás no tenga espacio. Cuando el no es sustituido por el «más o menos» o, por «un poquito no hay problema», o aún: «No veo ningún mal», es difícil reconocer el camino de Dios, y Satanás se aprovecha.
Cuanto menos relativismo, adaptaciones haya en la verdad, más eficaz y poderosa será.
Pr. Erton Köhler (a través joven Adventista)
Pensamiento de hoy
- Elena G. White
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