Al recorrer estas páginas, uno cree encontrarse, más que ante un libro, ante una vibrante predicación que, saliendo directamente del corazón, impacta con fuerza en el corazón del oyente.

Los restos de Confucio, de Buda y de Mahoma yacen en sus tumbas respectivas, pero la de Cristo está vacía. ¡Resucitó! Venció a la muerte y ascendió a la diestra del Padre, donde vive siempre para interceder por ti y por mí. ¡Qué poderoso y amante Salvador tenemos!
Es nuestro deseo que La Cruz de Cristo una nuestras mentes y corazones en la alabanza y gloria de su Nombre, «porque ha llegado la hora de su juicio».
El contenido:
- ¡Crucifícale!
- Abandonado de Dios
- Crucificado desde su nacimiento
- La resurrección